Tecnociencia

Kate Winslet está imparable a los 40

La actriz británica habla sobre su carrera, 18 años después de que ‘Titanic’ la lanzó a la fama.

EEUU. Cualquiera podría pensar que haber ganado una colección entera de premios –incluyendo un Óscar, tres Globos de Oro, un Emmy y un Grammy– es suficiente para que una actriz como Kate Winslet pueda elegir entre los mejores papeles. Pero no es siempre así. Un ejemplo de ello es su último proyecto, la película sobre Steve Jobs, en la que el guionista Aaron Sorkin examina al cofundador de Apple. “No me llegó; yo fui por él”, dice Winslet de su papel como Joanna Hoffman, la confidente y directora de ‘marketing’ de Jobs. Cuando oyó que la película estaba en producción, con Danny Boyle como director y Michael Fassbender en el rol protagónico, se dijo a sí misma: “Tengo que meterme en esto”.

Por eso, a finales del 2014, mientras la actriz estaba en Australia vestida en trajes de época para ‘The Dressmaker’ –una comedia feminista de los años 50 que el mes pasado se proyectó en el Festival Internacional de Cine de Toronto–, tras bambalinas también estaba haciendo de detective. Cuando supo que la película empezaría a filmarse en apenas cinco semanas, se lanzó por su objetivo sin perder el tiempo.

Después de hacer una rápida investigación sobre Hoffman, descubrió que la exejecutiva era una mujer de Europa del este, de pómulos redondos, rosados, y con un cabello castaño corto y voluminoso típico de los años 80. “Apuesto a que simplemente no se imaginan a alguien como yo haciendo esto”, pensó Winslet, una británica alta y rubia que se ganó corazones haciendo de bellas inglesas rebeldes en películas como ‘Sensatez y sentimientos’ (1995) y ‘Titanic’ (1997). Así que enlistó a su marido, Ned RocknRoll, para que fuese a una tienda de pelucas. “Me puse esta peluca corta y oscura, me quité todo el maquillaje, me saqué una foto y la envié, sin asunto, sin nada”.

“No sabía quién era”, dice hoy Boyle sobre la foto que recibió del productor Scott Rudin, con quien Winslet ha trabajado con frecuencia. Rudin le dijo quién era, añadiendo: “Créeme, no vas a querer trabajar con nadie más”. Boyle viajó a Melbourne y una mañana se encontró conversando sobre el papel con Winslet.

Sorkin estaba atónito porque Winslet estuviera dispuesta a desempeñar un papel secundario. “Cuando dijo que quería interpretar a Hoffman, mi primer pensamiento fue: ‘¿Por qué Kate Winslet está haciéndome esta broma tan pesada?’”.

Aun así, “me sentí triunfante”, dice Winslet cuando cuenta que obtuvo el rol, sentada en el sofá del Crosby Street Hotel de Nueva York, donde disfruta de una corta e inusual estadía, sin sus hijos: Mia, de 14 años, hija de su primer marido, el director de cine independiente Jim Threapleton; Joe, de 11 años, de su segundo marido, el director Sam Mendes; y Bear (cumple 2 años en diciembre), el hijo que tuvo con RocknRoll, con quien se casó en el 2012. “Es apenas la segunda vez que he dejado al bebé”, dice Winslet, quien normalmente viaja en familia y planea sus películas teniendo en cuenta el calendario escolar de sus hijos.

“La gente supone que los actores nos largamos por meses. Muchos periodistas me dicen: ‘Apuesto a que tienes ganas de pasar un tiempo con tus hijos’, y yo pienso: ‘Estoy con ellos todo el maldito tiempo’. No dejo a nadie atrás; simplemente no hago así las cosas”.

Sus ojos azules se hacen pequeños mientras comparte otra ofensa: “Hace un par de horas, mi publicista me envió un correo electrónico en que me dice que un periodista del ‘Daily Mail’ tiene una foto mía en un evento de anoche y que dice que parezco haber perdido tod o el peso del bebé y que cómo lo he hecho. Y que si quiero comentar sobre el hecho de que expertos dicen que me puse bótox. Me irrita esta m… Primero, lo último es cien por ciento mentira y, segundo, han pasado 18 malditos meses. Por supuesto, iba a volver a mi peso en algún momento”.

Preparar un personaje

Tan pronto como se le pasó la felicidad de haber conseguido el papel en ‘Jobs’, volvió a la sensación que le causan todos los papeles. “Lo primero que hago es entrar en pánico”, cuenta. La ansiedad no ha aminorado, aunque comenzó a actuar a los 14 años haciendo doblajes en un estudio de grabación en un sótano en la calle South Audley, de Londres. Es el tipo de pánico que la lleva a prepararse incesantemente.

La primera dificultad fue el inusual acento de Hoffman. “Este fue el más difícil que he hecho”, dice Winslet, ganadora de un Óscar por su auténtica representación de una alemana en ‘La lectora’ (2008). “Con acentos extranjeros, en particular los de Europa del este, estás a un paso de estar en una de las sátiras de ‘Saturday Night Live’. Tienes que ser sumamente cuidadosa”. Para adoptar la voz de Hoffman, se encontró con ella varias veces antes de que comenzase el rodaje y trabajó de manera intensa con un instructor de dialectos. “Trabajamos como locos”.

Era importante para Winslet hacer justicia a Hoffman, quien en 1980 fue la quinta persona contratada por Macintosh, un grupo de renegados que operaba bajo una bandera pirata que luego fue izada sobre su edificio en el campus de Apple. En ese momento, ella era todo el departamento de ‘marketing’ y ayudó a consolidar la Mac en un mercado de computadores personales entonces dominado por IBM y Commodore. Hoffman también influyó en el estilo de vida y de vestir de Jobs, a menudo aconsejándole que fuese un padre más atento con su hija, Lisa, y presentándole diseñadores de alta moda.

“Ella ha sido nuestra guía para entender a este hombre extraordinario”, dice Boyle. Hoffman era profundamente leal con su jefe, al punto de que lo siguió a su empresa de computadoras educacionales, NeXT, cuando Jobs dejó Apple un año después del lanzamiento de la Mac (1984). Luego se fue a General Magic y se jubiló en 1995, a los 40 años.
“Joanna se veía a sí misma como una igual, como una colega. Nunca le tuvo miedo a Jobs, nunca”, dice Winslet. “Realmente se admiraban y respetaban el uno al otro”.

Ella y su compañero de reparto, Fassbender, se veían igual de bien juntos. “Era crucial que este personaje pudiese estar a la altura de Jobs, que ella no fuese empujada fuera de la pantalla”, explica Sorkin. “Y como no podrías sacar a Kate Winslet de la pantalla ni con un buldócer, verlos juntos era genial”.

La película está estructurada en tres actos, con nueve personajes principales que interpretan tres escenas claves de la vida de Jobs de 1984 a 1998. De manera poco usual, las secciones fueron ensayadas y rodadas secuencialmente, como si Boyle estuviese grabando una obra de teatro. “Hasta cuando Sorkin rompe una palabra, escribe de qué manera se ha roto”, dice Winslet, que empleó toda la ayuda que pudo, incluyendo el ensayo de los diálogos con su hijo de 11 años, para aprenderse en solo unas semanas un rítmico guion de 182 páginas.

El esfuerzo fue tan agotador que sintió alivio por no haber sido la protagonista. “A veces es maravilloso estar en una posición en la que puedes apoyar a tus compañeros”, dice Winslet, cuyas habilidades como madre le sirvieron para hacer tazas de té para Fassbender y para mantener snacks a mano.

“Ella siempre estaba haciendo cosas, como reservar hoteles para que yo saliera, y restaurantes, y tratando de asegurarse de que me estaba cuidando a mí mismo”, cuenta Fassbender. “Es una tremenda ventaja tenerla en el set; trajo su amplia experiencia en todas las áreas, más allá de la actuación. Es muy buena viendo el cuadro completo”.

Boyle concuerda: “Debería ser directora y productora también. Es una compañera brillante para un cineasta; si estábamos rodando una escena y algo iba mal y necesitábamos volver a rodar, miraba hacia arriba y ella estaba volviendo a organizar el set, porque había memorizado dónde iba cada cosa”.

Winslet puede ver sus películas solo una vez después de terminarlas. Dicho esto, está “superorgullosa” de su Óscar a la mejor actriz por ‘La lectora’, el cual guarda en su baño.
Aunque Winslet trata de mantener su vida privada de esta misma forma, es desinhibida delante de la cámara. Nunca ha tenido miedo de desnudarse completamente en la pantalla y lo ha hecho en 12 películas, pero, después de tener tres hijos, “no creo que pueda hacerlo otra vez”, dice.

Winslet se ha visto en una nueva fase de su carrera. “No hay muchos papeles para mujeres que sean realmente gratificantes, y ese es un problema para Kate”, señala Boyle. “Está luchando una batalla, como lo hacen los grandes actores; ya no es una rubia ingenua y quiere cambiar la perspectiva de directores y productores sobre ella, de que está creciendo y cambiando como actriz”.

Parece que a Winslet le gustará el desafío. “Quiero leer un guion y decir: ‘Carajo, ¿cómo demonios voy a interpretar ese papel?’. Y luego encontrarme a mí misma interpretándolo de alguna manera”, dice riéndose. “Quiero siempre estar haciendo esto. Quiero crecer y cambiar y asustarme a mí misma”. Parte del proceso es el acabar de cumplir 40 años, una edad con la que Winslet está contenta. “No he perdido ni un segundo”, dice con una sonrisa. “Gracias, Dios, he sacado lo máximo de todos estos años”. (El Tiempo/La Nación)