Fundación Guayas Avanza contribuye a mejorar la calidad de vida en la Manga Del Cura
A diario recorren varias comunidades para detectar las necesidades de sus habitantes y canalizar la ayuda que requieren.
GUAYAQUIL. Movilidad restringida por enfermedades congénitas o adquiridas, escasa visibilidad, ausencia de extremidades causada por accidentes o patologías degenerativas, son el común denominador de las personas que visitan los miembros de la fundación Guayas Avanza en su periplo diario por las diferentes comunidades del sector La Manga del Cura, del cantón El Empalme.
En menos de una semana de acción, Guayas Avanza ha entregado 20 sillas de ruedas y paralelamente ha otorgado servicios médicos y asistenciales a más de 80 personas en diferentes comunidades de La Manga del Cura, un sector inmerso en un litigio limítrofe ávido de acciones humanitarias que ayuden a paliar las necesidades de personas en situación vulnerable.
“Como fundación Guayas Avanza, nosotros tenemos el deber y la obligación de asistir a todas las personas, dentro y fuera de la provincia, que necesitan ayuda. Esa es la misión y objetivo de Jimmy Jairala, presidente de la fundación, y qué mejor que hacerlo en La Manga del Cura, que es Guayas, ya que es nuestra obligación asistirlos”, mencionó Doris Guevara, directora ejecutiva de esta entidad de ayuda social.
En efecto, la procedencia de los beneficiarios es indistinta, no importa si son manabitas o guayasenses, el interés de los personeros de esta entidad benéfica es mejorar la calidad de vida de quienes forman el grupo de atención prioritaria que habitan en condiciones precarias, carentes de ayuda especializada que coadyuve a aliviar sus dolencias.
Es así que en menos de 48 horas, luego de visitar y constatar con personal especializado a quienes requieren de la intervención de la fundación, entregan sillas de ruedas y bastones para facilitar su movilidad, a más de dotarlos de atención médica y medicinas en su domicilio.
El accionar de la fundación muchas veces se facilita gracias a la contribución de personas caritativas que refieren a sus vecinos o conocidos que necesitan ayuda, tal como lo hizo Geovanny Loor, un manabita de 38 años, que vive en el barrio San Ramón, del recinto Santa María. Él acudió hasta la cabecera del recinto en busca de auxilio para sus allegados, pues conocía de la labor humanitaria que despliega Guayas Avanza en La Manga del Cura a beneficio de personas con dificultades en su salud.
“Aquí hay tantas personas que necesitan, hay gente que no puede ni caminar, para ellos, es la ayuda más grande que pueden recibir porque no tienen quien financie sus medicinas y menos pensar en comprarse una silla de ruedas”, contó Loor.
Loor ha referido a tres personas de su sector, uno de ellos es José Holguín, de 80 años. Él padece de Alzheimer, lo que cambió radicalmente la vida de su esposa Marina Morales, de 80 años, y de sus hijas, quienes se turnan para cuidar de los octogenarios.
“Esa banderita significa que nosotros vamos a seguir visitándolo para verificar su estado de salud y si tenemos que trasladarlo a algún lugar especializado, haremos las gestiones para que usted y su familia tengan una mejor calidad de vida”, explicó Guevara a Holguín, mientras su familia lo acomodaba en la silla de ruedas entregada por la fundación el sábado 22 de agosto.
Para su hija, María Holguín, de 57 años, la donación es una ayuda invaluable. “Basta que él vaya a la tiendita y ya se pierde, tenemos que estar siempre pendiente porque ha perdido la memoria y hay que atenderlo”, relató la mujer, al tiempo que graficaba las secuelas de la enfermedad degenerativa que afecta a su padre y cómo ha repercutido en la vida de toda la familia.
“Tenemos que turnarnos para cuidar a mis padres, yo tengo que viajar a Lago Agrio donde viven mis cuatro hijos cada cuatro meses, porque no hay nadie más que nos ayude”, comentó María.
Por ello, no duda en agradecer a los miembros de Guayas Avanza y a su fundador Jimmy Jairala. “Gracias señor Jairala por la silla de ruedas que nos ha hecho llegar con su fundación, sin saberlo, ayuda a todos los de mi familia”, acotó.
En el mismo sector vive Ángel Lucas Mero, de 49 años. Hace 23 años su vida fue trastocada por un accidente laboral en una empresa petrolera mientras ejercía sus funciones. “Yo estaba trabajando cuando solo sentí que me desvanecí porque algo me cayó en la cabeza y no se me partió porque tenía el casco”, dijo Lucas mientras se sacaba la gorra para enseñar las secuelas del incidente que afectó la movilidad de la parte izquierda de su cuerpo.
Lucas Mero es ayudado por su hermano mayor Gonzalo Lucas, de 56. Ambos se dedican a labores agrícolas en una finca de Santa María, razón por la cual no han podido acudir a la prestación de servicios médicos gratuitos de la Prefectura a través de la clínica móvil instalada en un área cercana a su vivienda.
Ángel requiere terapia física para recuperar la motricidad en sus extremidades. Su brazo, mano y dedos son rígidos, lo que impide el normal desempeño de sus actividades diarias. A él no sólo lo visitará una brigada de médicos, sino también podrá recibir las terapias que paulatinamente favorezcan la recuperación de sus movimientos. (Guayas Avanza/La Nación)