Economía

Fincas integrales de la provincia de Tungurahua multiplican su producción

Con estas prácticas agrícolas, los agricultores aumentaron su productividad, a la vez que fortalecieron la economía familiar campesina

Quito. El Ministerio de Agricultura, Ganadería, Pesca y Acuacultura (Magap) publica en su página institucional que en el cantón Cevallos, provincia de Tungurahua, los agricultores han mejorado la producción de sus pequeños huertos gracias al programa ‘Hombro a hombro’, que lleva adelante esta Cartera de Estado.

Manuel Álvarez, presidente de la Asociación de Producción Alternativa Agua Santa, es uno de ellos. Toda su vida se ha dedicado a las labores del campo, pero hoy, a sus conocimientos sumó las instrucciones técnicas del programa ‘Hombro a Hombro’ del Magap con lo cual alcanzó mejores resultados. Ahora en su finca integral  en donde hay árboles frutales, hortalizas, tubérculos, legumbres, cereales y animales de especies menores como cuyes y gallinas.

Según el Magap, esta convivencia de familiaridad entre agricultores y técnicos, contribuye a la tecnificación de las labores en el campo, mediante la implementación de fincas integrales. Esto ha permitido el aprovechamiento de recursos y de sus tierras a través de la diversificación de los cultivos.  Las fincas integrales son un instrumento práctico de la extensión participativa bajo el enfoque de la agricultura sostenible, que permite evaluar y adaptar, tanto las innovaciones tecnológicas, como realizar procesos de capacitación en servicio de los agricultores.

Son cinco años desde que el Magap, implementó la estrategia Hombro a Hombro, con el propósito de fortalecer la actividad agrícola, ganadera, la gestión social y el mejoramiento de la productividad, con la atención oportuna y permanente de técnicos veterinarios y agrónomos.

José Castro, técnico de la estrategia Hombro a Hombro, dijo que desde un inicio este programa tiene la prioridad de incentivar a los agricultores el sembrar su propia comida, es decir, fomentar la seguridad alimentaria de los propios habitantes del campo para que así no tengan que acudir al mercado.

“Para constituir una finca es fundamental tener un área de terreno para allí sembrar hortalizas, legumbres, y algo muy importante, la parte proteínica, a través de la producción de animales. Además se aprovechan los desechos de los animales para fertilizar los terrenos, así se completa el círculo de producción integral”, enfatizó Castro.

Con estas prácticas agrícolas, los agricultores aumentaron su productividad, a la vez que fortalecieron la economía familiar campesina, creando canales de comercialización, agronegocios y centros que capten  la producción de los sectores campesinos y  les permita sostener y retener una parte del valor de los productos.(El Ciudadano/LA NACIÓN)