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Exiliados cubanos, esperanzados sobre mensaje de reconciliación del Papa

Violeta Mosquera, de 55 años, quien dejó Cuba en 1980 y vende lotes para entierros en un cementerio católico en Miami, dijo que el Papa sabe cómo llegar a la gente.

MIAMI. Cuando Juan Pablo II se convirtió en el primer Papa en visitar Cuba en 1998, la gran población de cubanos exiliados en Miami se disgustó con la perspectiva de que el pontífice diera su bendición a los líderes de la isla comunista.

Ahora, 17 años más tarde, hay apenas un leve indicio de protesta entre los cubanos en Miami, mientras el Papa Francisco se prepara para hacer el tercer viaje papal a la isla caribeña.

Más bien ronda un clima de curiosidad sobre la visita, que será entre el 19 y el 22 de septiembre.

Los cubanos en Miami están entusiasmados de ver cómo Francisco tratará a las autoridades en la isla, considerando particularmente su rol clave a la hora de alentar un acercamiento entre Washington y La Habana tras más de medio siglo de hostilidades.

El acercamiento entre Estados Unidos y Cuba, anunciado en diciembre pasado, elevó las expectativas para un cambio político y económico sobre la isla.

«Es un papa de alto impacto y está llegando en un buen momento», dijo el abogado Pedro Freyre, un cubano católico que vive en Miami.

«Tiene el don de saber tratar con todo tipo de gente y eso va a funcionar extremadamente bien en Cuba», agregó.

El viaje papal, que incluye visitas a Cuba y luego a Estados Unidos, es un «gesto simbólico» que muestra que el Papa cree que aún tiene un rol que jugar a la hora de impulsar un acercamiento entre ambas partes, dijo el arzobispo de Miami, Thomas Wenski.

Además, la visita del Papa Francisco a Cuba es un estímulo para que cerca de 189 peregrinos desde Estados Unidos -incluyendo Wenski – asistan a las misas del Sumo Pontífice en la isla.

Entre los viajeros se encuentra Martha Serra, de 56 años, quien está luchando contra un cáncer de páncreas y quien hará su primer viaje a Cuba en 46 años.

«Esta es una oportunidad para que los cubanos de todos los ámbitos se unan y allanen un nuevo camino», dijo su hijo Felice

Gorordo, cofundador de Roots of Hope, un grupo de jóvenes profesionales cubano-estadounidense que alientan el compromiso con la isla.

El lema del Papa para su visita a Cuba «Misionero de la Misericordia» fue escogido para enfatizar la necesidad de una reconciliación entre los cubanos en la isla y en Estados Unidos tras décadas de odio y desconfianza, dijo Wenski en una entrevista.

«La iglesia entiende que para tener una transición pacífica, una sin caos, tiene que haber algo de reconciliación y un cambio de la cultura», agregó.

Desde la revolución de 1959 liderada por Fidel Castro, se estima que 1,7 millones de cubanos han dejado la isla, más de un 17 por ciento de su actual población.

La generación más vieja de inmigrantes, en particular, ha presionado largamente para que Washington aísle a Cuba.

Algunos exiliados de línea dura han criticado el apoyo del Papa a las medidas del presidente Barack Obama para normalizar relaciones con la isla.

«(El Papa) ha mostrado una tendencia de izquierda y un desprecio hacia el capitalismo», dijo Ninoska Perez, una presentadora de radio cubana exiliada, quien instó a Francisco a hablar sobre el «horrible» historial de derechos humanos de la isla.

Es improbable que Francisco tome una posición abiertamente política en su viaje, dijo Wenski, pero no rehusaría alentar a ambas partes a sanar viejas heridas, incluyendo poner fin al embargo económico de Estados Unidos sobre Cuba.

«TRANSICIÓN GRADUAL»

Wenski expresó apoyo para la Iglesia en Cuba, diciendo que su estrategia de trabajo para una «transición gradual» era preferible que buscar una implosión del gobierno cubano, incluso si algunos exiliados querían ver cambios más rápidos.

La débil sociedad civil fuera de la esfera del gobernante Partido Comunista ha vuelto a la Iglesia el único actor no gubernamental significativo. Luego de luchar décadas bajo un gobierno ateo, la Iglesia se ha regenerado lentamente desde la década de 1990, impulsada por las visitas de los tres Papas.

Esto hizo que algunos cubanos en Miami sean optimistas sobre su influencia y la del Sumo Pontífice nacido en Argentina, en términos de traer cambios políticos.

«La Iglesia Católica es la única solución para Cuba», dijo Rosario Perez, de 73 años, entre miles de fieles que llenaban en la semana una pista de baloncesto para la celebración anual de la Virgen de la Caridad, patrona de Cuba.

Violeta Mosquera, de 55 años, quien dejó Cuba en 1980 y vende lotes para entierros en un cementerio católico en Miami, dijo que el Papa sabe cómo llegar a la gente.

«Espero que pueda cambiar la mente del Gobierno», agregó. «Me gustaría volver un día», agregó. (Reuters/ La Nación)