El soplo de la vida
Jorge Alania Vera
Jorge.alania@gmail.com
Desde Lima, Perú, para LA NACIÓN de Guayaquil, Ecuador
En nuestros sueños colectivos hay una larga galería de nombres famosos de cuya existen indicios en las páginas de algunos libros que la memoria de los pueblos conserva con tenacidad y ternura. Seres imaginarios que se han vuelto reales con el tiempo y que han logrado trascender a sus creadores por su perennidad y misterio.
Son Ulises y Aquiles, peleando una guerra solo para ver el rostro de una mujer y el incendio de una ciudad; Romeo y Julieta, besándose en un rincón del Castillo que es Inglaterra pero que bien puede ser todo el planeta; Don Quijote y Sancho, su escudero, transformando un oscuro lugar de La Mancha en el huerto de los Olivos; Jean Valjean, descubriendo en las cloacas de París la atroz lucidez de los miserables; el dr. Fausto, tratando de responder para siempre las inagotables preguntas de Dios; Ana Karenina, buscando bajo las ruedas de un tren la respuesta final al drama de su destino; el asesino Raskolnikov, descifrando el enigma tenaz del crimen y del castigo; el capitán Gulliver, hollando lugares remotos mientras su creador se pierde en los laberintos de la locura; Gregorio Samsa, despertándose una mañana convertido en insecto y aceptando esa fatalidad como un azar, como una casualidad más de la absurda existencia; Stephen, recorriendo un 4 de octubre las calles de Dublín que son las del mundo entero; un principito y un zorro, dialogando sobre las arenas del infinito desierto; el agente viajero Willy Lhoman, pagando con su vida la muerte de un viajante; el coronel Aureliano Buendía, regresando sobresaltado de un sueño que ha durado cien años pero que aun así no lo ha podido liberar de la soledad…
Una chispa de la Divinidad refulge en el fondo de nuestra sangre. Por ella podemos crear y amar y acaso ser inocentes como Adán en las orillas del Eúfrates. Pero, a veces, incapaces de simular la felicidad, tomamos unas cuantas palabras, las moldeamos como el barro del Paraíso y le damos un soplo.