Tecnociencia

El mayor teatro de marionetas del mundo desembarca en Bogotá

Para integrar esta y otras historias, Kozhevnikova utiliza una narrativa que no se aleja mucho de la del teatro convencional.

 

Bogotá. El Gulliver de Jonathan Swift, Gabriel García Márquez y la música clásica se tomarán el escenario del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo de Bogotá por medio de las marionetas de la compañía rusa Obraztsov, considerada la mayor sociedad de títeres del mundo.

Las marionetas de Obraztsov inician su ciclo en el teatro bogotano con «El viejo señor y…» una obra basada en varios relatos de Gabriel García Márquez, que retorna así a los escenarios de su país natal solo cinco meses después de su muerte.

La obra, que ya ha sido representada antes fuera de Colombia, supone para la directora de la compañía, Irina Kozhevnikova, una gran responsabilidad ahora que llega al país del «Maestro Gabo», como define al escritor y Premio Nobel de Literatura de 1982.

El montaje «es un espectáculo muy interesante» porque refleja una de las máximas del escritor que han inspirado a Kozhevnikova: «te quiero no por quien eres, sino por quien soy cuando estoy contigo», dijo la directora.

En la obra, Kozhevnikova refleja esta frase de García Márquez con tres historias que giran alrededor de «la felicidad que ilumina las vidas comunes y corrientes» y en las que «por el azar o por el destino, los héroes encuentran la felicidad» tras un encuentro inusual, según el libreto.

Más enfocada hacia el público infantil, «Los viajes de Gulliver» es una pieza basada en el texto clásico de Jonathan Swift en el que las marionetas juegan un papel fundamental cuando el protagonista se encuentra con los liliputienses y los gigantes.

Alternando títeres de gran tamaño con otros menores y la intervención de actores, la compañía Obraztsov completa un montaje lleno de alegorías que permiten que la obra sea accesible tanto a adultos como a niños.

Precisamente ese acceso a un público universal es una de las facetas que resalta Kozhevnikova en sus montajes, que continúan el legado del fundador de la compañía, Serguéi Obraztsov, considerado como uno de los grandes impulsores del teatro de marionetas y que contó con una notable fama en la antigua Unión Soviética.

Obraztsov, considerado por la Enciclopedia Británica como el hombre que «sentó las bases del teatro de marionetas como un arte», siempre eludió considerar al titiritero como un artista que dirige obras exclusivamente para niños.

Con esa mentalidad nació su compañía y con esa inspiración sigue trabajando Kozhevnikova, que mantiene «una continuidad de lo que había creado el maestro (Obraztsov)».

Sin embargo, en sus obras intenta usar a los títeres «en una interacción de igual a igual con los niños» a quienes trata como si fueran adultos, lo que les permite transmitir conceptos muy serios como los que se abordan en «Los viajes de Gulliver», en los que el protagonista tiene la ocasión de ponerse en la posición de un gigante y de un enano e invita a experimentar esas sensaciones.

Kozhevnikova sí se sirve de elementos que con un actor sería imposible reproducir.

A un títere puedo «hacerle volar, desaparecer, facetas de la metamorfosis, hablar de forma tal que el actor no puede hacer, tiene muy amplias posibilidades», concluyó. (Efe/La Nación)