Economía

El fantasma de la recesión económica acecha a Venezuela

Los problemas actuales de Venezuela ocurren cuando los precios del petróleo están cerca de $ 100 el barril.

CARACAS. Los pasillos de los centros comerciales de Venezuela lucen más vacíos, con lujosas tiendas de moda cerradas y menos personal que hace un año. Los compradores atiborrados de bolsas son sólo un vago recuerdo.

A pesar de que el gobierno no ha publicado cifras sobre la actividad económica desde que empezó el año, muchos analistas y empresarios aseguran que Venezuela está en recesión.

En un país habituado a un fuerte consumo, en parte por su riqueza petrolera pero también por una inflación históricamente alta que hace del ahorro en moneda local un mal negocio, la caída de las ventas es un buen termómetro de la economía. «Aunque nuestros precios son accesibles, las ventas han descendido», dijo Mariela Cruz, gerente de una tienda de ropa en el centro comercial más grande del país, en Caracas, vacía en plena hora punta.

De acuerdo con datos privados de la cámara de empresas Consecomercio, las ventas minoristas se desplomaron cerca de un 50 por ciento en el primer semestre. Pero también otros sectores clave, como la construcción y la manufactura, se habrían deprimido hasta un 10 por ciento en la primera mitad del año, según sus respectivos gremios.

Y no son las únicas pistas que apuntan a una recesión, como se conoce al declive económico de al menos dos trimestres consecutivos.  «Un indicio del posible comienzo de una recesión a partir del primer trimestre del 2014 puede ser la caída de la recaudación del Impuesto sobre el Valor Agregado (IVA) de un 7,2 por ciento interanual», dijo la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), adscrita a Naciones Unidas y respetada por el gobierno socialista Nicolás Maduro.

A pesar de que el sector financiero, el petrolero y el de telecomunicaciones no marchan tan mal como los otros, la CEPAL asegura que la economía venezolana será la única de la región que cerrará el año en rojo, con una contracción del 0,5 por ciento. El Banco Mundial también espera que tenga el peor desempeño de Latinoamérica.

Las estanterías vacías en comercios y construcciones paradas son señales de que el país está transitando por ese camino. Varias plantas han detenido sus máquinas o están trabajando al mínimo y la producción de autos cayó un 83 por ciento entre enero y agosto frente al mismo periodo del año anterior.

Aunque el Banco Central sigue procesando las estadísticas del Producto Interno Bruto (PIB), aseguraron fuentes de la entidad a Reuters bajo condición de anonimato, ni la autoridad monetaria ni Maduro han explicado el porqué del retraso en difundirlas.

Estimaciones del mayor gremio privado del país, Fedecámaras, dicen que la economía habría retrocedido un 4 por ciento en el primer semestre, golpeada por la contracción de casi dos dígitos en la manufactura, agudizando la escasez de papel higiénico, servilletas, envases de plástico y hasta medicinas necesarias para combatir los brotes de dengue y fiebre chikungunya.

Además de golpear a los venezolanos, la recesión podría conducir a nuevas rebajas en la calificación de deuda soberana. Y eso encarecería aún más los intereses que debe cancelar el país cuando se acerca el vencimiento de unos 5.000 millones dólares en deuda y cupones de papeles soberanos y de la petrolera estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA).

El deterioro del manejo de las finanzas, aunado a una inflación anualizada del 63,4 por ciento, fueron los argumentos de Standard & Poor’s para rebajar en septiembre la calificación de la deuda venezolana a «CCC-«.

Los bonos globales venezolanos son considerados ahora los más riesgosos del mundo emergente, con un rendimiento de 13 puntos porcentuales superior a los referenciales bonos del Tesoro estadounidense. El retorno es superior incluso al de los papeles de Ucrania, que está combatiendo un insurgencia armada.

Las desventuras económicas también han arrastrado la popularidad de Maduro hasta un 35 por ciento de aprobación en julio, según la reconocida encuestadora Datanálisis, desde casi un 47 por ciento de febrero. (Reuters/La Nación)