Opinión

El famoso pobre Pedro

María Cristina Menéndez Neale

Cristimenendez85@gmail.com

@CristiMenendezN

 

Pedro es un cantante muy famoso, pero muy famoso solo en fiestas de cumpleaños, bares de la ciudad, y en una que otra cama. Su voz es ronca pero dulce, y su personalidad es tan encantadora que sus clientes siempre se divierten con él, y las mujeres siempre se le acercan; pero Pedro tiene un pequeño problema… y es que a él le gusta tomar mucho, y con el tiempo este gusto se le ha agudizado, haciendo que su voz desaparezca en pleno show, porque se desmaya; o alejando a las mujeres que lo buscan porque no comprenden qué es lo que balbucea.

Pedro suele cantar de Lunes a Sábado, a veces hasta los días domingos en unos bingos donde van muchas ancianas a jugar; pero esta última semana, no ha tenido ni un solo evento, y la razón de que eso sucediera fue una fotografía de él que circuló por todas las redes sociales, y que sigue circulando hasta hoy. Esa foto confirmó a muchos, los rumores que ya se venían hablando de las borracheras de Pedro durante su trabajo.

La foto muestra a Pedro que está acostado en el suelo de la tarima de un bar. Junto a él, lo acompañan su micrófono, el cual está enredado entre sus cabellos largos y churrosos; la banquita sobre la que estaba sentado, la cual tiene uno de sus pies atrapado a ésta; y su guitarra, la cual tiene un par de cuerdas rotas. Su pelo le cubre toda la cara, e incluso tiene gran parte de éste metido en su boca, que la tiene abierta, y de ella sale un sorbete. En una de sus manos, hay un pedazo de limón absorbido, ya sin jugo; y a su alrededor, algunos pedazos de vidrio, que pertenecían al vaso de ron que se le rompió cuando habría caído, cuando su cuerpo ya no dio más.

El día de hoy Pedro se entera de la existencia de esa foto, comprendiendo por qué no habría recibido llamadas esta semana. Deprimido, Pedro decide ahogar sus penas y su vergüenza, tomando más ron.

<<Tengo que recuperar mi trabajo y mi fama como artista, sí o sí>> se dice Pedro, mientras da el último sorbo de la botella de ron. Borracho, Pedro agarra su guitarra, la cual sigue sin las cuerdas que se le salieron el día de la foto, y sale a emprender el trayecto como el cantante que alguna vez fue.

Lo primero que hace es irse a meter a un bar, donde solían invitarlo, pero apenas da cinco pasos adentro, siente que vuela; sus pies literalmente se mueven en el aire. Dos guardias lo están cargando uno de cada brazo para echarlo del lugar. El dueño ya tenía vetada la entrada al pobre famoso Pedro.

<<Falsa alarma, no he sabido volar>> piensa Pedro, una vez que se sienta en las escaleras de la entrada de una casa, que está cerca del bar. Aquel pensamiento le dura muy poco, ya que es interrumpido por un carro negro que se parquea al pie de la casa y que toca la bocina sin parar. Pedro se tapa los oídos, esperando que el sonido pare; y de pronto para. La ventana del carro empieza a descender y la voz de una chica le habla:

–¿Usted es Felipe? ¡Soy yo, Carla, la que lo contrató para que cante en la fiesta sorpresa de mi primo! –grita la chica.

–Eh… sí, Felipe, ese es mi nombre –Pedro tiene una idea.

–Disculpe el retraso, pero trépese rápido que en cualquier momento llega mi primo, y la idea es sorprenderlo con usted cantando.

Pedro se levanta de las escaleras, pero se rueda y cae al suelo. Carla se baja del carro, y toma la guitarra que cayó al piso para guardarla en el asiento trasero; luego, deja la puerta del copiloto abierta, y regresa a su puesto. Pedro termina de levantarse y se sube al auto, donde el olor del perfume de Carla desaparece debido al olor a ron que emana todo el sudor, respiración y aliento de Pedro. Carla no dice nada, pero baja todas las ventanas del carro.

–¿Qué canción le gustaría que… ¡HipUrgggg!…  ¿cante?– Pedro acompaña su pregunta con un hipo, que de alguna manera se transforma en eructo.

–Usted esta borracho…¿No se acuerda lo que iba a cantar? Usted tenía preparado todo el repertorio.

–No, para nada –responde Pedro entre risas –.Dame una cita, vamos al parque, entra en mi vida, sin anunciarte, abre las puertas, cierra los ojos, vamos a vern…

–¡Pero qué está diciéndome! –interrumpe Carla, frenando el carro a raya.

–No, no es lo que está pensando –dice Pedro entre risas –. Le estoy diciendo cuál es la canción que voy a cantar apenas llegue… solo que no recuerdo el nombre de la canción, por eso le estoy diciendo nomás la letra.

–Ah, esa canción, pero no es como para que usted le cante eso a mi primo cuando llegue. Creo que es mejor que se baje, usted está borracho.

–Bueno… como guste. Déjeme dejarle mi número –responde Pedro mientras mete su mano en los bolsillos de su pantalón.

–Yo ya tengo su número, ¿cómo cree que lo contraté?

–Eh…este es otro número. Voy a cambiar mi teléfono por este de aquí. Espérese que ya saco la tarjetita.

–Felipe, bájese nomás.

–Ok, como guste, señorita. Pero tome, aquí ya logré sacar mi tarjetita.

–¿Pedro? –Carla está observando el nombre de la tarjeta que acaba de recibir.

–Mi nombre es Pedro Felipe, pero ahora voy a empezar a hacerme llamar solo Pedro.

–¡Cómo no me di cuenta antes! –dice Carla entre risas –Usted es el de la foto.

–No, ese es Felipe, pobre hombre, el papelón que armó –dice Pedro riéndose también.

–¿Pero no me dice que usted es Felipe?

–Eh…

–Mire, bájese, por favor. Estoy retrasada, y veo que el verdadero Felipe debe estar esperándome todavía. ¡Bájese, bájese!

Pedro se baja del carro de un solo salto y se sienta en las gradas de otra casa. <<Qué idiota que soy…pensar que así iba a recuperar mi carrera. Mas encima mi guitarra se quedó metida en ese carro.>>

Pedro despierta en una cama, junto a una anciana que parece estar sin ropa. Pedro levanta la colcha, y nota que sí, que está desnuda, y que él está sin nada también. Pedro se levanta de un salto de la cama. Agarra sus calzoncillos rojos que están tirados en el piso y se los pone. Luego toma el resto de su ropa, y se la coloca debajo de su brazo, y sale en puntillas del dormitorio.

Pedro encuentra la cocina y se asoma al refrigerador, donde agarra una jarra de agua y toma del pico, vaciándola por completo. Ahora, abre el congelador, y saca un pedazo de tocino congelado. Empieza abrirlo lo más rápido que puede, pues siente mucha hambre y necesita la grasa para quitarse la resaca de encima. <<Ahora sí, hoy si dejo de tomar de una vez por todas>> se dice Pedro una vez más, como cada día, mientras trata de masticar el tocino congelado, cuyos dientes logran partir algunos trozos de éste.

Pedro escucha que las sábanas se mueven, y escucha unos golpecitos contra la cama. <<Seguro la viejita está buscándome en mi lado, me voy de aquí>> se dice Pedro llevándose su ropa y el tocino consigo.

Al salir de la casa, Pedro se sienta en las gradas por un momento para repasar la noche, sosteniendo su cabeza entre las manos.

<<Volé, no, no volé…Un tal Felipe…. Sí… yo me hice pasar por un Felipe ayer…estas son las escaleras en las que me senté después de bajarme del carro. ¡Sí, estas son! ¿Pero cómo… de dónde salió la vieja? Besos aquí en las gradas con ella…  y sexo ya en su cama. Esa viejita sí que tiene flow, creo que yo estuve mal, muy mal… creo que solo estuve quieto debajo de ella… pero recuerdo… creo que dijo que todo fue increíble. Una bañera… ella lavándome el pelo…. Ahí creo que no hubo sexo>> recuerda Pedro mientras enreda los dedos de sus manos entre sus despeinados cabellos.  <<Te conozco del bingo… conozco tu problema…te voy a salvar…>> frases sueltas que Pedro recuerda de la anciana mientras ella tenía las manos de Pedro sobre sus tetas. <<No estaban nada mal, la verdad>> se dice Pedro a sí mismo. <<Ella me va a llevar a unos eventos para tocar… o no, ella iba a hacer unos eventos en su casa o casa de una sobrina…¿qué mismo dijo? El pago sería sexo, no con dinero para, ¿no gastarlo en alcohol?… Sí, sí, me habló de eso…asumo que, ¿esa es mi salvación?>> sigue recordando Pedro. <<Te voy a salvar, te voy a salvar, te voy a salvar>> palabras que Pedro vuelve a repetirse en su mente con la imagen de la anciana en la cama sobre él. <<Sí… voy a dejar que me salve, voy a ser famoso otra vez por mi talento>> se dice Pedro, mientras se levanta de las gradas y abre la puerta de la casa. Se desnuda rapidito, dejando su ropa tirada por la sala, y corre al dormitorio y se echa junto a la anciana que ahora dormía sobre el lado de Pedro.

 

 

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