El cambio a la cocina de inducción está costando
En el mercado los almacenes de electrodomésticos, la venta de las cocinas de inducción no despega
Cuando ya están por cumplirse 15 días de la puesta en marcha del programa estatal para el reemplazo de las cocinas de gas (GLP) por eléctricas en Ecuador, en los almacenes de electrodomésticos y empresas eléctricas son pocos los consumidores interesados en el cambio.
La mayoría son curiosos. No obstante, el Ministerio de Electricidad, desde hace 15 días, registra vía web a los potenciales compradores, pero no se conoce cifras oficiales de la efectividad de la transacción. Sin embargo, el fin del organismo es entregar 3 millones de cocinas hasta julio del 2016.
La apatía se da a pesar de una intensa campaña que ha emprendido, con trípticos, campañas radiales y de televisión el Gobierno orienta a la población sobre los beneficios de la inducción. De hecho, la promoción la realiza el propio el Ministro de Industrias y Productividad, Ramiro González, en entrevistas sobre el tema.
El Ministerio de Electricidad y Energía Renovable (MEER) actualmente maneja alrededor de 13 marcas autorizadas, que son las encargadas de la producción de 370 mil unidades entre agosto y diciembre, con un precio que varía entre $ 156 y $ 1200 dependiendo del número de quemadores, las mismas que serán entregadas por parte de la institución con una previa inscripción en el portal web www.ecuadorcambia.com.
De acuerdo al jefe de atención al cliente de la Empresa Eléctrica de Guayaquil 300 es el número de registros en el portal web obtención de las cocinas, y 500 son las inscripciones para el cambio de medidor hasta el momento.
Con un plazo de 36 meses, el ministerio se proyecta para la entrega total de las cocinas planificadas, incluido un conjunto de ollas especiales para el artefacto.
No toda la población está dispuesta a cambiarse de sistema, las opiniones están divididas entre los que a su conveniencia cambiarán sus cocinas y los que prefieren seguir con GLP.
En el caso de Santa Lucía Bravo, empleada doméstica, comenta que en su domicilio no utilizará cocinas de inducción al igual que en lugar donde labora. Teresa Cisneros, profesora y ama de casa, explica que ella no cambiará. “Me mantendré con gas porque cocino poco y gastar un promedio de 25 dólares cada mes no es un gasto significativo, pero para los que cocinan siempre será un problema”.
Con las ventas en pie aún el número de compradores es escaso, y así se lo comprobó en un recorrido por la zona norte de la ciudad de Guayaquil donde se sitúan las empresas particulares de venta de electrodomésticos.
De los 8 locales ubicados en la Alborada sólo 3 de ellos las venden, bajo las marcas Indurama, Mabe y Ecogas. Allí, se comprueba que son pocos quienes se acercan.
Eso pese a que el primer mandatario, Rafael Correa, anunció el retiro del subsidio del gas doméstico (GLP), como proyecto futuro que arrancará en el 2016 cuando las centrales hidroeléctricas como Coca-Codo Sinclair entren en funcionamiento, pero los cuestionamientos e interrogantes han sido inquietud constante para la población.
Por lo que para Felipe Carrasco, gerente de pos ventas de Indurama, habrá clientes que se seguro se resistirán al cambio.
Y entre ellos estarían algunos chefs como Luis Cedeño, de la Asociación de Chefs del Ecuador. Él, durante la feria Gastronómica de Guayaquil probó por primera ocasión las cocinas de inducción y comprobó que el control de la temperatura se dificulta. Además del salteado y flameado, ya que según su experiencia, las ollas no pueden moverse ni levantarse debido a que se pierden el magnetismo de la hornilla con el recipiente y por ende el calor.
Pero, mientras eso ocurre en el mercado, grupos de técnicos de la Corporación Nacional de Electricidad (CNEL EP) ya instalan puntos de 220 voltios en el interior de algunas viviendas a escala nacional.
(AP/NM/La Nación)