Miriam Florencia L./ Guayaquil 

Psicóloga y terapista familiar 

miriam_florencia@yahoo.com

 

El amor es una decisión.  Muchos dirán el amor no es una decisión  sino una emoción, un sentimiento, y es verdad, pero sobre todo es una decisión, porque usted decide amar o no amar,  odiar o perdonar,  recordar u olvidar, de allí que  todo en la vida es una decisión.

Según la Real Academia de Lenguas, el arte es la capacidad, habilidad para hacer algo, es una disposición personal de alguien.  Uniendo estas dos expresiones del arte, puedo decir entonces que  el amar es un arte, porque conlleva habilidad y disposición.

Partiendo de esta concepción, amar es algo que se puede aprender por lo tanto solo es cuestión de decidirse a aprender cómo amar.  Para amar no se necesita ser ciego y obligarse a permanecer en un ambiente hostil viviendo en medio de la violencia y el maltrato so  pretexto de que se ama, no es a ese tipo de amor que me refiero, ese amor es patológico, está enfermo y debe ser tratado.

El amor debe comenzar con uno mismo, cuando uno se ama, sin llegar a ser narcisista, entonces no va a permitir abusos en su vida, por el contrario, ese amor va a ser expresado hacia los demás, pero como todo tiene un origen,  el amor a uno mismo y a los demás comienza con el amor de Dios, ese es el origen, porque Su Palabra dice que el que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor.

De allí viene el arte de amar, crear formas de manifestar este amor hacia los demás y hacia Dios.  Eso es algo personal, sublime donde el refrán popular “porque te amo te aporreo” no tiene cabida.  Eso es enfermizo y debe desaparecer de cualquier clase de relación.

Si no ha aprendido a amar, empiece por darse la oportunidad de hacerlo, yendo primero al original, a experimentar en su vida el amor de Dios para que usted se pueda inundar de él y pueda trasmitirlo a los demás.

Hoy es imperativo que las personas comiencen a experimentarlo, porque estamos viviendo épocas muy difíciles, de mucho temor y adversidad y el antídoto a todo esto es y siempre será el amor.