Educar desde el amor y la confianza
Por: Lucy Angélica García/ Portoviejo.
Mientras el sistema materialista de hoy se come al alma, a las capacidades y a la inteligencia, hay personas cuya fe y grandeza de alma los ha llevado a soñar y creer que todo es posible si se educa desde el amor, si se desarrolla en cada niño independientemente de su universo individual su grandeza de espíritu.
Una de las cosas que influencian positivamente en el desarrollo de los niños, bien sea en su evolución de carácter y personalidad, como en el aprendizaje es la confianza que los padres debemos inculcar en ellos, esto los lleva a ser académica y luego profesionalmente exitosos. Los chicos que son tratados con confianza no es que sean necesariamente más brillantes que otros niños, pero creen que lo son. Toman el estereotipo como ejemplo. Los niños que creen que son estúpidos fracasan, independientemente de su coeficiente intelectual. Los niños que creen que pueden ser exitosos generalmente tratan de serlo.
Cuando yo era chica siempre escuchaba a mi madre decir “eres muy inteligente,” y yo trataba de probar que tenía razón. Ya de adulta alguien me hizo sentir que no tenía la suficiente capacidad para un empleo de ese momento y también adopté ese concepto.
Estudios han mostrado que las percepciones tienen un enorme papel en el eventual éxito o fracaso de un joven. Los maestros que piensan que tienen alumnos inteligentes les exigen más y esperan logros, mientras que los maestros que creen que tienen estudiantes malos invariablemente producen alumnos que no rinden de acuerdo con sus capacidades.
Pero no debemos olvidar y tener presente es que el éxito académico está ligado a la base moral que se da a la persona. Como maestra de escuela pude comprobarlo. Es lamentable reconocer la realidad de que hoy en día la educación pública se está degradando mucho porque se está perdiendo la base moral.
Esa debe ser la lucha del maestro de hoy, luchar por la moralidad en un mundo inmoral, dar todo el contingente necesario por el crecimiento espiritual, emocional e intelectual de sí mismos como formadores y transmitir esos valores a los padres para que los transmitan a sus hijos.
Por ello la importancia de crear confianza en nuestros niños y apostar por mentes iluminadas. Los valores trasmitidos y un espíritu positivo es básico para estos logros. La sociedad de hoy está en crisis lo que hace sumamente difícil crecer, el adolescente hoy más que nunca adolece de una inestabilidad y futuros inciertos, y este es el reto de cada padre.
Por ello es imperativo tomarnos de la mano de DIOS.
Padres y maestros tenemos una gran ventaja si llevamos a Dios al aula, lo invocamos, lo presentamos y le compartimos a los chicos de Él. Cuando les dices: «aunque no lo veas, aunque no lo puedas tocar, está aquí con nosotros y tiene el control de nuestra actividad». Por experiencia propia esto si funciona, y la mejor forma de creer en ellos es tan sencillo y sale tan cómodo. dedícale tiempo, durante su niñez, luego a su adolescencia y veras como la fe, unida a los principios de Dios te mostrarán que la semilla que sembraste en ellos germinará, para que sean hombres y mujeres de bien comprometidos a crear un mundo mejor.
Ojalá que muchas personas se apropien de estas palabras tan poderosas e invito a que los padres que están levantando a sus hijos en este tiempo, apaguen los aparatos electrónicos y empiecen a enseñar a sus hijos la moral y la ética como una herramienta poderosa, y de esta manera parar todo el peligro a los que están expuestos nuestros niños y no enfrentarnos a una sociedad tan deteriorada y deshumanizada.
Los chicos son exitosos porque se les pone en relevancia su potencial, pero la mejor bendición que como padres puedes darles a tus hijos a través de tus palabras es: “sé que puedes hacerlo”. Y, cuando cumplen con tus expectativas, decirles: “¿ves? pudiste hacerlo”.
Finalmente, la excepcionalidad La superioridad, la adaptabilidad se debe al énfasis en el carácter moral de su educación, basada en la lectura de buenos libros desde muy niño y ese contacto con contenidos ideológicos les da superioridad, y le da además la capacidad de conectarse con otras personas que hacen lo mismo.
Aún estamos a tiempo de salvar el mundo a través de nuestros hijos, niños y jóvenes, pero sobre todo tomados de la mano y principios de Dios.
La autora es docente, poeta y columnista internacional.