Ecuador: Tormenta perfecta
Comandante Raúl Hidalgo Zambrano/Guayaquil
Guayaquil y algunas provincias, atraviesan una tormenta perfecta, que amenaza la vida. Confluyen fuerzas naturales destructoras y antrópicas (causadas por el hombre). Las naturales dependen de la ubicación geografía y son de difícil pronóstico: terremotos; inundaciones por fuertes lluvias cuyo origen podría ser el fenómeno El Niño, invierno o bajas presiones atmosféricas; altas mareas de sizigia (más de 5 m). Las humanas dependen de la cultura asentada en determinada geografía, son predecibles porque depende de la intensidad de las actividades humanas que afecten el ambiente como la cantidad de basura y plásticos.
Las autoridades tienen la responsabilidad de mitigar los efectos de las amenazas naturales y de controlar las actividades humanas; para ello se debe educar, capacitar, disciplinar y asignar los recursos para garantizar la vida. Nosotros, de apoyar cumpliendo nuestras tareas y ser solidarios.
Existe una Secretaria de Gestión de Riegos, que debe garantizar nuestra protección a través de la: “…generación de políticas, estrategias y normas que promuevan capacidades orientadas a identificar, analizar, prevenir y mitigar riesgos para enfrentar y manejar eventos de desastre; así como para recuperar y reconstruir las condiciones sociales, económicas y ambientales afectadas por eventuales emergencias o desastres”, Además, hay Gobiernos Autónomos Descentralizados con direcciones de gestión de riesgos. ¿Garantizan nuestra protección o solo es burocracia documental? Porque cuando ocurren los desastres claman que actúe FF.AA., que sin dudar se hace cargo.
En el país y Guayaquil se puede comprobar fácilmente la presencia de amenazas naturales y antrópicas (humanas). Las más peligrosas son ciertos políticos que no les interesa lo que llaman “Juan o Lorenza pueblo”. Algunos engañan descaradamente construyendo o reparando carreteras, puentes, centrales hidroeléctricas y otras obras de mala calidad, con sobreprecio. Otros viven en opulencia una vida loca de gasto en diversiones y hasta viajan en aviones privados; sin vergüenza dicen representar al sufrido pueblo.
¿Cumplimos con autoayudarnos? Pienso que pocos, una buena parte contribuye con botar basura y plásticos en las calles que tapan alcantarillas, pasean a sus mascotas sin recoger el excremento, cuando alguien les insinúa que no lo hagan, responden con la famosa frase ¡qué eres sapo! Ojalá, todos recogiéramos una funda de plásticos al día o limpiáramos una alcantarilla cercana a donde habitamos.
En definitiva, los fenómenos naturales son inevitables y cuando ocurren lo racionalizamos con la frase “tuvimos mala suerte y nos tocó”. ¿Pero, cómo calificamos la adversidad, desgracia e infelicidad causada por nuestra propia mano al marcar una papeleta electoral en favor de seudolíderes engañadores? Simplemente como ingenuos, borregos, complacientes, comprables o engañables.
Muchas autoridades harán poco, pues, están de salida; otros desde la Asamblea están frenéticos por asaltar el poder, entontecidos gritan “el presidente debe salir”, sin poder redactar un informe coherente. No esperemos de ellos y ayudémonos a capear esta tormenta perfecta.