Ecuador Llora
Ing. Com. Jorge Gallardo Zavala
jojogz@aim.com
Con ese titular, uno de los Diarios de mayor circulaciA?n en el paA�s describe, con una palabra, el sentimiento de tristeza que nos embarga a los ecuatorianos al conocer que los tres periodistas secuestrados por la narcoguerrilla colombiana han sido vil y cobardemente asesinados. Por muchos aA�os, los sucesivos gobiernos aplicaron una polA�tica de detente en la frontera norte para evitar que los actos de sabotaje utilizados para diezmar la infraestructura y los enfrentamientos de la guerrilla colombiana contra las fuerzas del orden contaminen territorio ecuatoriano.
Los organismos a cargo de la seguridad del Estado, desarrollaron polA�ticas y diseA�aron estrategias orientadas a mantener una presencia importante en la frontera. Entrenamiento y equipamiento militar, junto con el involucramiento de la poblaciA?n civil que habita en la frontera, fueron ejes claves de la estrategia. AdemA?s, alianzas estratA�gicas orientadas para dotar al paA�s de la infraestructura necesaria para contener la infiltraciA?n del narcotrA?fico y la guerrilla, fueron decisiones que derivaron en la instalaciA?n de un puesto de comando y vigilancia en la Base AA�rea de Manta, en un esfuerzo conjunto entre las FFAA de los Estados Unidos y Ecuador para mantener una vigilancia permanente sobre actividades sospechosas por aire, tierra y mar. Todas estas acciones mantenA�an al Ecuador como una isla de paz, ajeno a los daA�os que el conflicto armado orquestado por grupos informales armados en alianza con los carteles de la droga causaban a diario a nuestro vecino paA�s. Sin embargo, todo esto cambiA? con el advenimiento de la mal llamada RevoluciA?n Ciudadana, que por diez aA�os se encargA? de diezmar no solamente a la economA�a del paA�s, sino a debilitar a una de las instituciones mA?s respetadas y respetables como son nuestras Fuerzas Armadas.
La primera acciA?n que el Presidente de la A�poca tomA?, fue el de denunciar en nombre del pueblo soberano, el convenio entre el Gobierno del Ecuador y de los Estados Unidos, para desmantelar la base de Manta. Esta situaciA?n ocasionA? que el paA�s se quede sin el equipamiento necesario para realizar una efectiva vigilancia de su espacio aA�reo y mar territorial. Sin embargo, para suplir esa deficiencia, se anunciA? de inmediato la compra de radares a la RepA?blica Popular de China, que una vez llegados al paA�s e instalados nunca pudieron entrar en funcionamiento por fallas de origen.
Mientras tanto, Ecuador se encontraba desprotegido, y los medios de comunicaciA?n se encargaban dA�a a dA�a, de relatar la entrada y salida de avionetas de nuestro territorio sin ningA?n impedimento, y la captura de droga en las carreteras, puertos y caletas. HelicA?pteros de desembarco eran necesarios para movilizar las tropas. Se compraron a la India helicA?pteros, que una vez operativos, fueron cayendo uno tras otro, quedando estacionados en tierra los que se habA�an salvado de sucumbir.
Luego vino el ataque sistemA?tico a las Fuerzas Armadas para debilitar su institucionalidad. La remociA?n de los Comandantes de rama fue un hecho regular debido a discrepancias entre el Presidente y los Mandos militares. El nombramiento de Ministros de Defensa sin ningA?n conocimiento del A?rea, contribuyA? aA?n mA?s al debilitamiento institucional. Se aceptaron como donaciA?n aviones en desuso provenientes de Venezuela que nunca volaron y los aviones usados provenientes de Sud A?frica, pronto serA?n parte del museo de la Fuerza AA�rea.
Se fomentA? el enfrentamiento entre oficiales y tropa. Se propuso reformar la ley, para que los soldados ejecuten tareas encomendadas a la policA�a nacional, y hasta se los pretendiA? enviar a cuidar los bosques del paA�s. Mientras todo esto acontecA�a, Ecuador se convertA�a en un importante paA�s de trA?nsito para la droga que produce Colombia. Los puertos ecuatorianos se contaminaron, y los pescadores artesanales fueron incorporados por los carteles de la droga para que utilicen sus herramientas de pesca para traficar con estupefacientes, lo que ocasionA? que decenas de pescadores, gente humilde, trabajadora, estA�n presos en las cA?rceles centroamericanas al haber sido interceptados por guardacostas en aguas internacionales. La gota que derramA? el vaso, fue sin duda el secuestro y asesinato de los tres colaboradores de diario El Comercio que fueron secuestrados por la narcoguerrilla.
Ante esta situaciA?n, el Presidente anunciA? en una rueda de prensa de emergencia realizada en el aeropuerto de Quito -ya que tuvo que suspender su participaciA?n en la Cumbre de las AmA�ricas que se realizaba en Lima y retornar al paA�s- que si no hay una prueba de vida por parte de los secuestradores, el Ecuador actuarA? con contundencia. Eso significa, que lo que se habA�a evitado por muchos aA�os, hoy se va a convertir en una realidad. Ecuador estA? prA?ximo a involucrarse en un conflicto bA�lico que demandarA? ingentes recursos materiales y del sacrificio de compatriotas que quedarA?n en el camino, magnificando la tragedia humana que se derivan de estas conflagraciones.
El advenimiento de este conflicto que enfrenta al Ecuador con grupos irregulares, se produce en medio de una profunda crisis econA?mica y moral. La situaciA?n econA?mica es mA?s que delicada, el paA�s estA? atravesando por una profunda crisis, y los escasos ahorros que se plantean obtener de la aplicaciA?n del programa de estabilizaciA?n fiscal que presentA? el Presidente hace unos dA�as atrA?s, estA?n en riesgo de desaparecer ante la necesidad de asignar recursos de emergencia para dotar a las Fuerzas Armadas de los equipos y material necesarios para combatir a los insurgentes.
La crisis moral toma dimensiones alarmantes, ante la corrupciA?n rampante que imperA? en los A?ltimos diez aA�os. Todos sabemos cA?mo se inician estas confrontaciones, ver el ejemplo de MA�xico, y tambiA�n conocemos de la tragedia que se deriva de estos enfrentamientos. Por consiguiente, se vuelve en un imperativo retomar los contactos con el Gobierno de los Estados Unidos, para procurar ayudas en la logA�stica y en el equipamiento necesario, para por lo menos, contener la infiltraciA?n de estos grupos terroristas hacia nuestro paA�s.
La lucha por la paz demanda mA?s que una intervenciA?n de fuerza, requiere de la incorporaciA?n de la sociedad civil y polA�tica para unidos enfrentar este flagelo. Creer que solamente con la fuerza de las armas se va a resolver el conflicto es no aprender de las dolorosas enseA�anzas que nos ha dejado la historia. Mientras tanto, el programa econA?mico estA? entredicho y el paA�s llora ante la tragedia.
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