Dr. Franklin Iñiguez Valencia, satisfecho con la vida y la hípica
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“Estoy satisfecho con mi vida y con la hípica… a mi padre el Prof. Francisco Iñiguez Castro, un distinguido y querido educador, le gustaban los caballos y detestaba las apuestas, asistía a las carreras cuando venía a Guayaquil, el me lo comentó ahí nació mi amor por los caballos y la educación… cuando llegue a las aulas universitarias lo ratifiqué…”, dice el Dr. Franklin Iñiguez Valencia quien nos resume en estas líneas su trayectoria.
Cuenta su principal anécdota: “En una práctica veterinaria que realizamos en el Ingenio San Carlos, el profesor de la materia me dijo… Haber Ud. Señor Iñiguez, que tanto le gustan los caballos, haga el diagnóstico y dígame que le pasa a este animal que tiene una tumoración a nivel de la región del corazón” entonces, examiné al equino y le informe al profesor y este contesto: “bien, Ud. mismo hágale la punción de prueba que dice…” al proceder a pesar de haber tomado todas las precauciones, incluso haberlo pialado (amarrarle las patas al pecho), para que el caballo no reaccionara- el animalito sintió tanto el impacto del pinchazo al momento que le hicimos la punción que arrancó el cabo, me alcanzó en la ceja derecha y me soñó. Fui trasladado al hospital de San Carlos, me operó el Dr. Chiquito y desde entonces me encapriché y me gusto más encontrarme con los caballos”.
Su ingreso a la hípica fue gracias a un compañero que trabajaba en el Hipódromo Santa Cecilia, así recuerda este hecho: “…El Dr. Hernán Cobo Barona me dijo antes de graduarme… Franklin quieres trabajar conmigo en el hipódromo, acepte y desde entonces cumplí funciones de asistente del Dr. Cobos por muchos años, resultó un excelente amigo, compañero y jefe. Relata que por el año 1963, luego de graduado, el Dr. Cobo debido a actividades de trabajo no pudo seguir en el hipódromo y se retiró, entonces lo nombraron médico veterinario titular, hasta la presente fecha, dice “he visto morir y nacer hipódromo… El Santa Cecilia, El Costa Azul, El Rio Verde o Carlos Aguirre Avilés y por supuesto Buijo, ahora con todo orgullo y todo mérito llamado Miguel Salem Dibo”. De sus primeros días en el hipódromo, con el Dr. Cobo, le son inolvidables dos hechos, una vez le mandó a sondear un caballo –situación que nunca había realizado”- y en otra la colocación de puntas de fuego. Su jefe le dijo que lo haga, ya sabía la teoría y había visto hacerlo, cree que sin empuje tal vez nunca se hubiese atrevido.
Habla sobre la experiencia ganada con el paso de los años, dialoga sobre el manejo de un criadero de caballos purasangre y recuerda su paso por la administración del Harás J R & S durante más de dos décadas “Hacía de todo, el Ing. Santiago Salem Kronfle a quien con mucho respeto y cariño le digo Santiaguito- me dio la oportunidad de manejar el criadero, sus yeguas y su potrillada… actualicé conocimientos, pude llevar estudiantes para que palpen los procesos complicados de la cría de caballos PSC, son animales muy delicados…. Tuve que estar en “la jugada” para perfeccionarme en la crianza… existen una amplia gama de problemas veterinarios, que se presentan en el diario vivir de un criadero, el detectarlos me permitió aumentar mis conocimientos, lo que ahora sirven para exponerlos en la catedra universitaria”. Ejerció por varios años la función pública, en el Ministerio de Agricultura y Ganadería donde fue ascendiendo hasta llegar a ser Jefe de la Región Litoral.
Luego recuerda que previa a la inauguración del Buijo viajó a Chile con el Dr. Jorge Aguirre Medina para seleccionar potros de tres y cuatro años no ganadores y comenta “no pensé que de ese lote iba adquirir una yegua en el remate, planificándolo talvez hubiese escogido la mejor…. Entre esos importadores salieron varios crack… en el remate cogimos con el Dr. Luis Cedeño a Fiorensola media hermana de las recordadas Fulmine y Faramalla… y debo confesar que me sentí a gusto con ella, prácticamente se pagó con premios, después el Dr. Flor se retiró y fuimos socios con el amigo Rodolfo Jara…”
De la citada importación tiene buenas historias, una de ellas es que el Sr. Willy Hirmas le dijo que si alguien quiere saber de un buen caballo le recomendara un tordillo que era medio hermano de Salao entonces el mejor caballo chileno, “está en cuatro años y no ha podido debutar, entiendo que será bueno, esta semana corre y si no gana o tiene problemas en la partida te lo llevas” (y así fue, aunque partió bien, no gano y se lo vendieron). Cuando llegó a Guayaquil el Ing. Miguel Salem le preguntó: “¿Qué cosa buena traes?”, entonces le recomendó a My Way y afirma fue un caballo imbatible, de las catorce o quince carreras que corrió solo perdió una y esto por un problema de salud que me lo ocultaron-, esa única vez llego segundo. Posteriormente corrió con un buen suceso en Panamá y Estados Unidos…”.
Se presenta la oportunidad para consultar sobre su tarea en la Universidad Agraria donde actualmente es subdecano de la Facultad de Medicina y Veterinaria y su desempeño en la docencia universitaria, vocación heredada de su padre, como ya lo mencionáramos antes. Es catedrático de equinotécnia desde 1974, comenzó en la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la Universidad de Guayaquil.
En 1992, al crearse la Universidad Agraria de Ecuador le tocó elegir y se decidió por la nueva Alma Mater; aquí se siente muy satisfecho, comenta que actualmente están a punto de lograr la certificación del CONESUP como una Universidad acreditada, objetivo que se conseguirá en breve. Destaca el apoyo que recibe su facultad desde el rectorado y señala varios logros, uno de ellos: “La Universidad se preocupa por su comunidad… ha realizado seguimiento a ciento de egresados, a los cuales se les ha brindado cursos con tópicos especiales de graduación para que puedan optar por su título académico… elaborando previamente una monografía …. Son cientos de beneficiados, quienes ejercen ahora, adecuadamente su profesión…”.
La preparación académica y actualización del Dr. Iñiguez es a diario “cuando uno es profesor, nunca termina de ser estudiante, el profesor, debe estudiar más que el alumno, porque los alumnos preguntan y uno debe estar siempre adelantado a los interrogantes que van a realizar para satisfacer sus inquietudes” argumentan. En ese ámbito a más de la práctica y la experiencia que dan los años, ha participado en sin números de Simposios, curso de especialidades, seminarios y otros eventos relacionados, tanto en el país como en el extranjero, lo que le ha permitido ser considerado como un pionero en la rama y un verdadero especialista en equinos. Entre sus alumnos destaca a dos médicos veterinarios prematuramente fallecidos, el Dr. Jorge Aguirre Medina con quien impulsó el control de la anemia infecciosa esquina y fueron promotores de la creación de un decreto ejecutivo destinado a su control y erradicación, y, el Dr. Simón Catalán Hidalgo, a quien recuerda como una persona excelente y muy dedicada a su profesión.
Ha sido director de la tesis de grado de muchos profesionales de la veterinaria, entre los que cuenta al Dr. Lino Ortega Devoto, vinculado a los medios hípicos y que ejerce su profesión en el hipódromo y criadero de pura sangre.
Sobre su familia resalta la figura del educador que fue su padre, quién se desempeñó en Salitre (donde una escuela, una avenida y un busto lo inmortalizan), dice que llego muy joven, que había enviudado dos veces antes de casarse con su madre, con quien tuvo ocho hijos, algunos de ellos actualmente residen en el extranjero. De sus hermanos paternos solo sobreviven dos y son de avanzada edad. Al referirse a su esposa Doña Rosa Cano de Iñiguez, expresa: “.. luego, me toco hacer mi vida, conforme mi matrimonio con una mujer muy simpática, muy atractiva para mí, formamos un hogar que lo tenemos de ejemplo para nuestros hijos… es una mujer cien por ciento trabajadora, desde que nos conocimos comenzamos a laborar juntos, trabaja todos los días del año, todas las horas del día… siento que es una gracia de Dios el haber tenido una mujer tan dedicada a su hogar, a su trabajo y a sus hijos…”, recuerda que se casaron hace más de cuarenta años y que nunca han tenido una ruptura o separación, y cita “me siento grato y agradecido por la suerte de haber tenido una mujer bien organizada y no sé qué habría sido de mi vida sin ella a mi lado… ella ha conducido su hogar y nos hemos llevado de la mejor manera, tenemos nuestra profesión y nuestro trabajo que nos permite mantenernos… tenemos nuestros hijos… Javier que médico Veterinario, Edison Paul que está realizando sus estudios en Administración de Empresas en la Católica, Frank Eddy es Ingeniero Comercial de la Universidad del Pacifico, Roxana casada tiene un bebito de año y medio es Psicóloga Industrial, y el último Franklin Edison, también es Ingeniero Comercial de la Escuela Politécnica… “añade”,… antes de mi matrimonio tuve un hijo, Franklin Edison, es un buen chico junto a Paul, está estudiando Administración de Empresas en la Católica…”. Esa es mi familia, todos dedicados al camino correcto, al estudio, al trabajo…”.
Al final habla de sus amistades en el hipismo, “Estoy contento con la hípica pues ha sido mi enlace para tener grandes amistades, todas nobles, todas importantes, todas de corazón acogedor con quienes han hecho gran amistad… me ha servido de regocijo, satisfacción en mi vida, haber tenido todas estas relaciones, a través de los caballos… con importantísimas personas incluyendo desde Presidentes de la República… aprecio a todos ellos… y debo incluir allí, a grandes amigos periodistas, como Ud. Xavier, como Silvio Devoto Passano, Danilo González Puga y recuerdo aquí al Dr. Luis Arreaga Mosquera, quien fue uno de los primeros narradores hípicos en el Hipódromo Santa Cecilia a través de Radio C:R:E. y que es a mucho orgullo médico veterinario, de gran prestigio Internacional en la rama de Biología Marina.
Esta es una reseña algo escueta del Dr. Franklin Iñiguez Valencia por quien sentimos un especial aprecio y admiración. (M.A.X).
Tomado de la Revista Hípica El Derby
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