Opinión

Dr. Augusto Barreiro Solórzano

Leonardo Escobar Bravo.

leonardoescobarb@hotmail.com

Augusto Barreiro Solórzano nació en Chone, Provincia de Manabí,  el 8 de mayo de 1923. En sus 89 años de vida, Augusto, por su alegría desde niño lo llaman “jiji”, y a sus hermanos los llaman “jojo” y “jeje”. Formó parte de una extensa familia de deportistas. A los 8 años de edad ingresa al Club Liga Deportiva Estudiantil, destacando en baloncesto y natación, para luego ser Presidente de la Institución Elegole, Presidente del Círculo  de Periodistas Deportivos del Guayas y Presidente de la Federación Deportiva del Guayas.

Su pasión por servir lo lleva a estudiar medicina,  pero se realiza en demás vocaciones: deporte, arbitraje, política y empresario.

En su juventud se destacó en el equipo de baloncesto y fútbol, así como en la natación junto a sus hermanos. Con Liga Deportiva Estudiantil conformó un equipo de estrellas integrado por: Augusto Barreiro Solórzano, Juvenal Sáenz Gil, Víctor “Caballito” Zevallos, Carlos “Flaco” Ruíz, Gustavo Vargas, José Aguirre, y Humberto Moreira.

Deja la camiseta de jugador y pasa a ser árbitro de  beisbol, de fútbol y de basquetbol. En el año 1942 asiste en calidad de árbitro al X Campeonato Sudamericano de Básquetbol en Santiago de Chile, repite  en el Campeonato Sudamericano de Rio de Janeiro, y en el año 1.950 asiste como árbitro en la ciudad de Buenos Aires. Ecuador participa en el Primer Campeonato Mundial de Baloncesto. En 1.954 Augusto Barreiro pitó en un Clásico del Astillero entre Barcelona y Emelec.

En 1969 L.D.E. llega a ser Vicecampeón Sudamericano de Interclubes. Es lamentable que hoy L.D.E, Oriente, Everest, AJAE, Ferroviarios y Athletic Club, que hicieron leyenda  no sólo del baloncesto, sino del deporte ecuatoriano, no sean protagonistas; incluso algunos desaparezcan de los registros de Fedeguayas; y un caso especial: sus terrenos explotados con fines de lucro privado hasta la presente fecha.

En lo político, por elección popular y altos cargos públicos constan entre otros: Concejal de Guayaquil, Consejero y presidente del Consejo Provincial del Guayas, lo que hoy se denomina,  Prefecto, Diputado, Senador y Ministro de Industrias, Comercio y Petróleo, dejando su nombre en alto como persona leal y servidor al pueblo.

Recuerdo por la calle Vélez y Boyacá, en la esquina donde estuvo un bar de jugos de frutas, circulaba un vehículo Mercedes Benz color blanco, en su interior estaba el Ministro de Industrias, Augusto, quien me alcanza a ver y me grita: ahijado que pasa con el trabajo!, mi respuesta fue la de un preocupado muchacho por su esperanza de ir estudiar a Europa. Se baja y pregunta cómo resolver la situación, le manifiesto que está todo listo, solo falta un garante en el pasaje, mi padre firma como deudor. Su capacidad resolutiva lo hace decir: si es así, dime donde está la oficina para ir a firmar. Vamos dos cuadras allá, en Aguirre y Boyacá, en la agencia de viajes de un amigo de familia, don Jorge Villacrés, vamos, embárcate en el auto. Los acompañantes se miraron entre sí, formulando como entrar en el auto; a esto Augusto me sienta a su lado; llego acompañado del ministro a la agencia, se firman las letras, Jorge Villacres procede de inmediato a dar trámite a la papelería, y a los cuatro días se cumple mi sueño.

Los años pasan. Vuelto a los 10 años de Europa soy electo por el pueblo Diputado Nacional 1984-1988, por la Lista 4 de Concentración de Fuerzas Populares, y mi padre forma un equipo asesor que lo integran el Dr. Augusto Barreiro Solórzano, Joaquín Antón Iza, José Hanna Musse y Alfredo Escobar Urbina. Los viernes que retornaba de Quito me esperaban y juntos hacíamos un análisis de lo acontecido en el Parlamento y los problemas de la Patria. Los lunes antes de tomar el avión a Quito, que las sesiones del pleno se iniciaban a las 4 de la tarde, esos mismos amigos y maestros me acompañaban en la despedida semanal.

Cuando fui Ministro de Agricultura y Ganadería fue expresamente a visitarme a la Capital. Pensar que tantos años después el destino me daba lugar a servir al país como Ministro, con esa misma convicción y dedicación del Dr.  Augusto Barreiro Solórzano, con la sencillez que vi en su despacho, en su auto de alto funcionario donde embarco a un joven ansioso por encontrar su camino.

En Quito lo visité en el penal (lo normal: disputas políticas); cuando llegué, jugaba Vóley. Siempre deportista; hasta en la cárcel aplico el lema olímpico: “Fair Play”. Ya los años pasaron y lo visitaba en la cafetería Dólar del Policentro, donde se reunían amigos cuyos años  podían sumar siglos de experiencia y sabiduría, y se contaban: Augusto, Cuto Morán, Cuchivive Castillo, Juan Phillips, Jorge Phillips, Alejandro Escobar Urbina, Mario Schippa, Fortunato Muñoz y Nene Guerrero.

El Dr. Augusto Barreiro Solórzano falleció en la ciudad de Guayaquil, el 19 de junio de 2012, mientras yo cumplía una prisión injusta por defender las canchas de ASOGUAYAS y ATHLETIC CLUB. No pude asistir a sus honras fúnebres. Hoy mi escrito, con inconmensurable afecto, es para mi padrino, amigo y  personaje Ilustre de nuestro Ecuador.

Jóvenes de hoy: dialoguen, escuchen a sus padres y abuelos, las experiencias de años que saben mejor. Este camino de la vida estresada de hoy; que antes de cumplir 30 años deben  estar podridos en posesiones sin reparar en el camino que recorren, ni los momentos que se pierden; que mejor guía que sus propios héroes, sus padres, guardianes de viejas y buenas morales.

Las opiniones vertidas en el medio son de responsabilidad del autor