Opinión

Del odio, codicia, adulo e ignorancia…

Dr. Jorge Norero González/Guayaquil

Estas palabras, que juntas parecería encajan, en todos aquellos personajes cortesanos del poder, nos deben alertar en el nuevo modelo de gobierno que Guillermo Lasso anuncia, impondrá desde el 24 de mayo…

Del odio a la unidad, resulta una ardua tarea, en el que es imperativo desarrollar una nueva cultura, reglas de enfrentamiento y de comportamiento, entre todos quienes integramos este colectivo social denominado Ecuador, pues la polarización y la manipulación ideológica y mental de muchas décadas, basadas en las desigualdad, lucha de clases, resentimientos y rencores, enciende la mecha de la explosión social, más aún en que la corrupción y las drogas son  factores multiplicadores de este volcán al punto de estallar…

Los estragos de octubre del 2019, fueron la prueba palpable de lo peligroso y violento, en que, de un día para otro, podemos caer como sociedad, sino neutralizamos aquellos factores que alimentan el odio y la ignorancia…

El adulo es la antesala o la preli como dirían los millennials y centennials, de la codicia por apropiarse de aquellos espacios, desde donde darán rienda suelta los tiranos y los acomplejados, para saciar sus sueños de júpiter tronantes, y de reyezuelos al puro estilo de Luis XIV…

Estar vigilantes y poner barreras a aquellos adulones y esbirros, resulta un imperativo categórico y una constante marcada, para frenar el desgaste y deterioro de los principios y valores fundamentales de todo nuevo orden político y social.

La ignorancia es el alimento y el néctar de los fascistas, déspotas y demagogos, de donde se alimentan para conducir a sus antojos los nuevos operadores y marketeros.

Resulta entonces una tarea titánica la propuesta de Guillermo, de insertar en el nuevo modelo de gobierno pequeñas ofertas que otros hicieran durante la campaña, para buscar la colaboración y la integración, como factores claves de gobernabilidad y de unidad en la diversidad y en el disenso…

Mientras exista una relación honesta, cívica y transparente se podría abrigar la esperanza de nuevos vientos, sin que aquello signifique entregar espacios o cuotas, para amansar los apetitos y hambre, de decenas y cientos, que pretenden convertirse en los nuevos burgueses y nuevos dueños del destino y futuro de millones de carenciados y marginados…

Del éxito al fracaso hay una delgada y finísima línea, que una vez pisada, resulta una imparable caída libre, en donde por supuesto, los odiadores, codiciosos y adulones están al acecho, para dejar que el fracaso sea solo en este caso de Guillermo, para placer y burla de sus detractores e hipócritas nuevos aliados y nuevos amigos…

Pero ahí estaremos vigilantes y firmes, para sacudir y contener con toda la fuerza de nuestra esencia, el árbol de la vida y de la muerte, aunque aquello signifique, nuestro propio sacrificio, y el fin de nuestros sueños, sufrimientos y esperanzas.

Semper fidelis.