Opinión

DE LA CRISIS AL CAOS ¿QUIÉN SE RESPONSABILIZA DEL DESASTRE?

Ing. Agr. Gonzalo Gómez/ Guayaquil

Asesoría Técnica y Financiera en Agropecuaria

 

No hay ni habrá diferencia relevante entre que se fueran o se quedaran, pues nunca pudieron hacer nada importante; tal parece que ni siquiera lo intentaron.  El ejecutivo y el legislativo podrían competir por el campeonato de la ineptitud, o de la incapacidad, o tal vez de la inoperancia, o más bien de la desidia; y sería una competencia cerrada porque los dos bandos tienen mérito suficiente para encaramarse al primer lugar.  Durante todo el período de su gestión, estos contrincantes nos han atiborrado de vergüenza y coraje ¡nada más!

Y lo peor es que hay demasiados ingenuos que fuerzan la idea de que el acto fue bueno para la una o la otra parte, y se inventan supuestos beneficios que aparentemente califican el desenlace como positivo. Con mucha pena he escuchado a demasiados ciudadanos decir que esta herramienta política para disolver el legislativo y clausurar el ejecutivo, es “lo mejor que ha pasado”; alguien hasta se atrevió a decir que fue un acto honorable… ¡increíble!

Toda esta “pobre” gente ni siquiera entiende que esto no se trata de una disputa entre personajes egoístas que trocaron sus responsabilidades por intereses mezquinos, sino de las consecuencias que afectarán a todo un pueblo; un pueblo que es castigado exageradamente por haberse equivocado al escoger sus representantes.  Personalmente creo que los equivocados fueron los que asumieron el cargo de “servidores públicos” creyendo que alcanzaban una oportunidad para “servirse” del público, que no es lo mismo ni se escribe igual; y hacer lo que les convenía, sin considerar siquiera las expectativas de quienes les confiaron sus votos… y sus riquezas.

No señores, mucho me temo que esta argucia política no es lo más “lindo” que ha pasado.  Aunque les resulte difícil de comprender, ustedes también son parte del pueblo y de igual manera serán afectados por el desastre que provocaron ambos intérpretes.  Ni siquiera es importante si ganó el uno o el otro, lo único real y triste es que perdió el pueblo; y lo empujan una vez más al abismo, obligándolo a elegir nuevos representantes tan malos o peor que los que se fueron.  Y es que alimañas similares competirán por alcanzar los espacios ahora disponibles, porque los requisitos para concursar por estas dignidades siguen siendo ridículamente sosos: ser ecuatoriano y haber cumplido 18 años.  Si señores, es todo lo que se pide, por eso cualquier mequetrefe puede ser Presidente de la República o Asambleísta… como los que se fueron, y el que se irá.