Opinión

De cero a diez: el ciclo completo de Javier Andrés al frente de Ticketea

Desde abril de 2018 Ticketea pertenece a Eventbrite, empresa estadounidense líder en la venta de entradas online y en la creación y promoción de eventos. En su momento la venta se cifró en torno a 10 millones de euros. Javier Andrés ni confirma ni desmiente, pero sí reconoce que tuvo “una salida financiera buena”, lo que le permite tomarse las cosas con calma. Ahora disfruta de la familia, lee mucho y, hasta hace unas semanas, viajaba por aquello que dicen de que “si la vida es un libro, quien no viaja no pasa del primer capítulo”. Pero, ¡ojo! que no está de año sabático. Javier Andrés no se ha retirado del emprendimiento.

La historia de ticketea en mudanzas

Las mudanzas pueden ser un buen barómetro para medir el crecimiento de un proyecto, “bueno, o de mala planificación”, matiza. La primera la hizo Javier Andrés en un taxi, todo embalado en una caja. Los primeros pasos de ticketea se dieron en un pequeño despacho alquilado dentro de una empresa mayor. Espacio más que suficiente para Javier Andrés y el ingeniero informático que le ayudó a aterrizar la idea.

Procedente del mundo de la consultoría, Andrés tuvo oportunidad de ver muchos proyectos relacionados con internet. “En mi cabeza tenía el recuerdo de una historia familiar de un tío de mi abuelo que tuvo que emigrar a Venezuela y, al llegar allí, se dio cuenta de que no había pinzas. Las patentó y, por cada pinza que vendía, se llevaba un pequeño royaltie, hasta que se hizo rico, al menos eso me parecía. Cuando empecé a trabajar en internet en el año 2005 pensé que esa era la Venezuela de los años 30 porque aún estaba todo por inventar”.

Lo que lanzó Ticketea en el año 2009 fue otra forma de crear y publicitar eventos, de manera que cualquier persona que quisiera anunciar uno y poner las entradas a la venta, pudiera hacerlo en un proceso digital. Era el momento del boom de las plataformas donde, haciendo el papel de intermediador, podías triunfar uniendo oferta con demanda. Así estaban haciendo negocio empresas como Facebook o Amazon.

Dentro de las plataformas, Andrés vio el nicho en la industria de los eventos, pero no como un momento Eureka, sino por una serie de combinaciones que pasaron por su vida en ese momento. “Me llamó un amigo para proponerme un planazo ese verano, que era hacer el Mongol Rally. Como me parecía una locura, le dije que ni de coña, pero me comprometí a ayudarle a conseguir los 18.000 euros que necesitaba para financiar el viaje. Al más clásico estilo universitario, empezamos a organizar fiestas benéficas. Cuando vimos que eso no conducía a ningún sitio es cuando surge la idea de habilitar una taquilla online”.

Fuente: www.emprendedores.es