Cuando la política “dispara”
Luis Carvajal Basto
@herejesyluis
Diario El Espectador de Colombia
El ataque de Estados Unidos en Siria más que una acción militar es una jugada a tres bandas que persigue: 1) Mejorar la gobernabilidad del presidente Trump en su propio país, en un momento en que incluso congresistas republicanos vacilaban en respaldarlo. Representantes demócratas han sugerido que puede ser una manera efectiva para negar su connivencia con Putin y descartar, en la opinión, el apoyo que este pudo darle para ser elegido; 2) “Realinear” y notificar a los países de la OTAN ,3) Ejercer el predominio militar de Estados Unidos, como había prometido a sus electores.
La situación e imagen del gobierno Trump no había hecho más que deteriorarse desde que asumió. A sus derrotas en los estrados judiciales y el congreso, que echaron atrás decisiones sobre inmigración y su contrarreforma al sistema de salud del presidente Obama, le acompañó una caída permanente de su favorabilidad en la opinión. Si bien ganó las elecciones gracias al sistema electoral, perdiendo en el voto popular, un 54.6%, de acuerdo con un promedio de encuestas, pensaba, hasta el pasado 4 de abril antes del ataque, que la dirección del país iba por el camino equivocado. Otras encuestas dicen que su aprobación se había reducido hasta un 35%.Desde ese punto de vista, puede afirmarse que los misiles fueron disparados contra su creciente impopularidad.
Luego de su anunciado retorno al proteccionismo, coincidiendo con los promotores del Brexit, y los reclamos a sus socios en la OTAN, Trump no ha sido en Europa el presidente norteamericano más popular. Con el ataque su postura se revitaliza y, además de Inglaterra, ahora los gobiernos de Alemania y Francia le han respaldado. ¿Harán lo mismo cuando dispare para otro lado?
Pudiéndose decir muchas cosas del bombardeo, no se puede afirmar que sea incongruente con lo que Trump candidato había ofrecido: La reafirmación del poderío militar de Estados Unidos. El miedo como principal argumento, un “estilo” que continuará siendo esgrimido, velada o abiertamente, de aquí en adelante. Su desafío al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, donde Rusia y China han resguardado al gobierno Sirio, inaugura un nuevo escenario : el país que hoy preside ese Consejo, dispara primero y explica después, saltándose a su propio congreso, que no fue consultado, ante una situación que si bien es insoportable, no representaba riesgo inminente e inmediato a sus ciudadanos.
Una vez más se ha confirmado que la política internacional es una extensión de la interna, como en los tiempos de Maquiavelo, antes del Estado Nación y los gobiernos democráticos. Se inaugura un periodo en que al mundo lo gobernará la incertidumbre, en ausencia de unas reglas respetadas y acatadas. Con el ataque el problema Sirio no se va a solucionar ni se pondrá fin a los desafueros y la amenaza terrorista del Estado Islámico. Estados Unidos repite historias conocidas, como en Irak o Libia, cuyas consecuencias han concluido en la situación que tenemos ahora.
Hace más de 20 años un Economista visionario, el profesor Lester Thurow, vaticinó, y el tiempo le dio la razón, que las guerras del siglo 21 serían guerras comerciales. No pudo anticipar, sin embargo, la precariedad de las instituciones políticas internacionales y los principios éticos y morales, par y paso con el desarrollo tecnológico, del conocimiento, el comercio y la economía. Por eso en escasos meses de gobierno Trump, países como China o Rusia han hablado, en algún momento, de la confrontación nuclear; del holocausto.
Es una pena que sea así, pero la situación que vive el mundo inevitablemente recuerda a Von Clausewitz cuando afirmó que “La guerra es la continuación de la política por otros medios”. También dijo que una de las causas de las guerras es el Azar que, en este periodo de incertidumbre, empieza a “gobernarnos”. En realidad, lo que vemos es el fracaso de la política en su acepción democrática. Un retroceso en la historia de las instituciones y el desarrollo humano.
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