Internacional

Cristina Fernández busca como enemigo a EE.UU.

Aun año del fin de su mandato, La presidenta argentina, que se enfrenta a un contexto económico y político difícil en su país, señaló a EE UU como su principal enemigo.

BUENOS AIRES. En un contexto económico y político difícil, la presidenta argentina, Cristina Fernández, ha endurecido su mensaje en clave interna y se ha buscado un enemigo externo de dimensiones globales, Estados Unidos, apenas a un año del final de su segundo mandato.

De esta forma, Cristina Fernández, respondió a la decisión de un juez neoyorquino de declarar al país en «desacato» con acusaciones de un complot en su contra que derivaron en la dimisión del titular del Banco Central y mayor poder para el ministro de Economía, Axel Kicillof.

En una verdadera seguidilla de días de furia, el Gobierno argentino ha disparado esta semana contra la Justicia y el Ejecutivo estadounidense y diferentes sectores financieros, forcejeó con la oposición, se cruzó con el titular de la Corte Suprema y hasta terminó expulsando a uno de los propios.

Se trata de quien condujo el Banco Central argentino en el último año, Juan Carlos Fábrega, quien dimitió el pasado miércoles luego de que la propia Fernández acusara públicamente a la autoridad monetaria de no controlar debidamente las operaciones cambiarias en medio de una corrida alcista del precio del dólar en el mercado ilegal.

Fábrega, que no tenía buena relación con el cada vez más poderoso Kicillof, es ahora investigado por un fiscal por permitir presuntamente maniobras «clandestinas» en el mercado cambiario operadas a través de un hermano suyo.

Las críticas de Fernández a la gestión del Banco Central fueron parte de un furibundo discurso con el que la mandataria respondía este martes a la decisión del juez neoyorquino Thomas Griesa de declarar a Argentina en desacato por no cumplir con un fallo en su contra que le obliga a pagar $1,3 millones, más intereses, a fondos de inversión por bonos en mora desde 2001.

Además de llamar «senil» a Griesa y de considerar su decisión como un «disparate», Fernández cargó contra declaraciones de portavoces del Gobierno de Barack Obama en torno al litigio por la deuda y las advertencias a los turistas estadounidenses para que no viajen a Argentina por la inseguridad.

En ese tren, denuncio un complot de banqueros, industriales y exportadores para provocar una devaluación y tumbar su Gobierno y advirtió que, si le pasaba algo, miraran «al norte», un punto en el que todos creyeron ver a Estados Unidos y que ahora, según hoy declaró el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, abarca un radio de sospecha tan amplio como todo lo que está sobre la línea del Ecuador.

El mercado, que había tenido una reacción moderada ante la declaración de desacato bajo la perspectiva de que la decisión judicial no cambia en nada la ya pésima calificación argentina tras ser declarada en cese de pagos selectivo en agosto último, respondió sí con una clara aversión ante la salida de Fábrega, quien había logrado estabilizar la plaza cambiaria tras la devaluación del 23% en enero.

A ello, se suma un renovado contrapunto entre el Gobierno y el titular de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, por la inseguridad -uno de los problemas que más angustian a los argentinos- y el rol del Poder Judicial. (Efe/La Nación)