ESPAÑA. Día nueve en París, segunda semana de competición. A pesar de ser lunes, la congestión en la entrada al recinto de Roland Garros es importante. El agua, como prácticamente todo el torneo, respeta, y en la pista central abrieron Carla Suárez y Simona Halep, dejando una mala noticia y al tenis español sin ninguna representante ya en el cuadro femenino, esta edición más impredecible que nunca. La canaria, la única superviviente tras el adiós de Garbiñe Muguruza el día anterior, perdió con la rumana sin opción: doble 6-1 en exactamente una hora.
Truncó la rumana el buen paso de Suárez, que en París, por fin, había dado con buenas sensaciones este año. Recordar que durante todo el primer trimestre la canaria sufrió un martirio por una extraña lesión en el hombro que le impedía sacar y la obligaba a viajar con una máquina de electroestimulación por todo el mundo, de modo que estos días en la capital francesa, más allá de la derrota, significan un importante paso adelante. Ha enlazado Carla tres victorias consecutivas otra vez –solo lo había hecho en Monterrey– y la dolencia se ha olvidado.
Enfrente, además, estuvo la que para muchos es la gran favorita para hacerse con el título el próximo sábado. Halep, número cuatro de la WTA, le tiene el pulso tomado a la tierra y a pesar de llegar a París con algunas molestias musculares juega a pleno rendimiento. Y así lo hizo ante Suárez, que únicamente pudo fabricar cinco golpes ganadores (por 19 de la rumana) y pagó su carestía con el saque: solo defendió el 39% de primeros y el 27% de segundos.
“Sería muy arriesgado decirlo, pero es verdad que Simona ha demostrado durante años que es una de las mejores jugadoras en arcilla, sin ninguna duda. Sí que me atrevería a decir que si ella sigue jugando como lo ha hecho hoy, ella es una de las candidatas claras a ganar el título, eso está clarísimo. Yo he hecho lo que ella me ha dejado… Ha hecho un partido increíble. He tenido un par de oportunidades para engancharme al partido, pero no me he agarrado a ellas y eso se paga muy caro…”. (EL PAÍS/LA NACIÓN)
