Bolsonaro, acorralado por el coronavirus: por qué la pandemia lo dejó aislado y más débil
Jair Bolsonaro está acostumbrado a diferenciarse del resto. Durante gran parte de su trayectoria política fue un outsider que se permitía decir y hacer cosas que no diría ni haría ningún político con aspiraciones de poder. Pero la fenomenal crisis política y económica en la que se sumergió Brasil en 2016 creó un escenario inédito, que le permitió llegar a la presidencia sin que nadie lo esperara.
El gobierno de Bolsonaro es acorde a sus antecedentes. Por eso, no llama la atención que su respuesta ante la pandemia de coronavirus sea completamente diferente a la de otros presidentes.
En este momento, es el único líder mundial de primera línea que continúa relativizando la gravedad del COVID-19, a pesar de que Brasil tiene 10.278 casos confirmados y 431 muertos. Ningún otro mandatario del G20 cuestiona las medidas de distanciamiento social. Algunos optaron por restricciones más severas que otros, pero todos coinciden en que son necesarias para contener la propagación del virus.
Hasta Donald Trump, que también había minimizado su impacto sanitario, terminó admitiendo que era un guerra. También revisó su posición inicial Andrés Manuel López Obrador, que animaba a los mexicanos a ir a comer a restaurantes cuando ya había 300 casos en el país, pero ahora les pide que se queden en sus casas.
Bolsonaro ha tenido idas y vueltas, pero se rehúsa a admitir que Brasil, y el mundo, están ante una crisis extraordinaria, que exige una respuesta extraordinaria. Eso explica que el liderazgo de muchos presidentes se esté fortaleciendo y el del brasileño se esté debilitando.
Su popularidad está en caída y la mayoría de los ciudadanos rechaza su manejo de la pandemia. Además, se enfrentó con los gobernadores, que tomaron la iniciativa ante el vacío dejado por él, y hasta sus propios ministros empiezan a cuestionarlo.
En guerra, pero no contra el virus
“En mi opinión, está sobredimensionado el poder destructivo de este virus. Tal vez se está potenciando incluso por razones económicas”, dijo Bolsonaro el 9 de marzo durante un encuentro con miembros de la comunidad brasileña en Miami. “Hay mucho de fantasía. El coronavirus no es todo lo que los grandes medios difunden”, dijo al día siguiente.
Habían pasado dos semanas de la confirmación del primer caso en Brasil y ya era evidente que América Latina podía seguir el camino de Europa si no preparaba un plan de contención. Pero el mandatario brasileño hablaba como si se tratara de un problema ajeno, de otros países.
“Parece haber un estado de negación sobre la inevitable crisis económica que vendrá y las responsabilidades que un gobierno tiene la obligación de desempeñar en esas circunstancias, ofreciendo asistencia y apoyo a los más necesitados. Con esa postura intransigente de que la economía no puede parar, Bolsonaro busca quitarse la responsabilidad en relación a la dramática situación económica por delante, y transferirla a todos aquellos que hoy defienden las recomendaciones de la OMS. Pero ese comportamiento está conduciendo a Bolsonaro a un fuerte aislamiento”, explicó Bruno Mello Souza, profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Estadual de Piauí, consultado por Infobae. (Infobae)