Opinión

AQUELLA TARDE DE JULIO

Silvio Devoto Passano

sidepaderby@hotmail.com

Por las calles del recuerdo

Sería muy difícil explicarlo, acaso imposible. Era un sueño, bordeando la locura, tener al “hermano y compañero de mil aventuras Carlos Gardel” en casa, al “maestro” que acaparó seudónimos como: “El pulpo”, “La Momia”, “La Esfinge”, “Troesma”, “Mono” y tantos más que sería largo enumerar.

Su  nombre era capaz de revolucionarlo todo, de mover montañas como la fe, de unir a creyentes y profanos, a godos y liberales, a bosteros y gallinas, a toreros y eléctricos, a todos, sencillamente a TODOS.

Se llamaba IRINEO LEGUISAMO, se firmaba  LEGUISAMO y lo gritaban todos “Che LEGUI no más “o simplemente LEGUI.

Serio, tranquilo, callado… como inicia su Poema el  inmortal Héctor Gagliardi, sencillo, humilde, bondadoso, como la clasificamos todos los que tuvimos la inmensa fortuna de conocerlo y charlar de manera extensa con él, así era Leguisamo, el polo opuesto de estos “fanfarrones” futbolistas de hoy que tienen Agentes de Prensa a los que el Periodista debe mendigar una entrevista, corta, muy corta, porqué están agotados y van de prisa a tomar su lujoso coche.

A este Leguisamo, considerado la FIGURA MAXIMA DE LA FUSTA MUNDIAL, lo tuvimos en Guayaquil hace la bicoca de cuarenta y nueve años, y lo disfrutamos todos, sin excepción alguna.

Aun hoy, transcurridos casi medio siglo, hay gente que en la calle se me acerca y dice…que tarde la de Leguisamo, se acuerda don Silvio ?… o… estuve cerca de él y pude tocarlo….tengo en casa una foto con Legui… que sencillo era. Así y tantas otras frases que les brotan del corazón, con emoción y sentimiento puro.

Y es que aquella tarde, 24 Julio de 1966, marca un antes y un después en la historia de nuestra hípica, con el “Santa Cecilia” a reventar, quince mil personas dentro y fuera del hipódromo, como nunca antes Guayaquil había vivía sus Fiestas de Fundación con tanta alegría y el orgullo de tener en casa  al sensacional LEGUI desató una algarabía imposible de explicar.

El Directorio de la Asociación de Propietarios y Criadores de Caballos que presidía don  Carlos Aguirre Avilés había decidido convidar al eximio látigo uruguayo para brindarle un Homenaje de Admiración y Respeto escogiendo las festividades de Guayaquil. Se envió la correspondiente  invitación por medio de un Cable y la respuesta no se hizo esperar…

SR. CARLOS AGUIRRE. Confirmo viaje a Guayaquil entre el 20 al 24 del presente mes. Saludos, LEGUISAMO.

Sin pedir un solo centavo, sin hablar de atenciones especiales, de comidas sofisticadas, sin pedir coche del año ni prebenda alguna, Leguisamo aceptó  la Invitación y punto.

El reloj marcaba las 23h00 del miércoles 20 de julio de 1966 cuando el “Interamericano” de Panagra posaba sus ruedas sobre la pista del Aeropuerto “Simón Bolívar” de Guayaquil y decenas de aficionados saludaron con aplausos el momento que Leguisamo y su esposa Delia descendían de las escalinatas del avión.

Luego los saludos, entrevistas y un fuerte abrazo con Alcides Guerrero, su amigo de Palermo, aquel “pibe” que le caminaba y cuidaba los caballos que debía correr.

A la mañana temprano asistió al hipódromo, galopó al alazán Marrón, potrillo uruguayo de temperamento algo difícil que dominó con facilidad haciendo prevalecer sus conocimientos en la materia y el oportuno consejo a Alcides…tenéle paciencia, pinta para bueno, trabájalo con el paño que no vea la fusta.

Un agasajo en los salones principales del Guayaquil Tenis Club el viernes en la noche y el domingo, pasada la hora meridiana, al hipódromo.

Por vez primera se cobró la entrada, veinte sucres la Tribuna de Accionistas, diez sucres  en Primera y tres sucres la General.

Hipódromo lleno, imposible transitar en su interior, mientras en el contorno de toda la pista, miles de aficionados ponían la nota de observando las carreras sin que ninguno de ellos ingresara a la pista al momento de las mismas.

La Carrera principal se largó sobre los dos kilómetros con ocho participantes, se habían anotado diez pero desertaron dos, Abolengo y Mar Negro, fueron de la partida MUNDANO (M. Jaramillo), NEVERA (H. Vera), ALGARROBITO (S. Calle), ATAHUALPA (I. Leguisamo), PLACENTERO (C. Escobar), DISCOLO (T. Cáceres) y JARDENIA (L. Mantilla).´

La carrera fue ganada por la gran favorita JARDENIA adelantando por dos cuerpos a Atahualpa propiedad de Don Juan Aguirre Avilés, caballo que a decir de todos, no tenía opción alguna, solo la maestría de Leguisamo hizo posible que entrara segundo en base a un sólida atropellada que puso de pie a los aficionados, absortos al ver como descontaba terreno, apegado a las barandas, de la mano del “maestro”, quieto en sus estribos fustigando cuatro o cinco veces en la recta final.

Mantilla perdió la huasca promediando el derecho y el Ing., Miguel Salem Dibo, propietario de la ganadora, visiblemente nervioso, volteó la cara para no ver el final.

El retorno al pesaje es inolvidable, inédito en hipódromo alguno, el público, ahora sí, saltó a la cancha y Mantilla con muy buen criterio adelantó la marcha dejando al “pulpo” de último para que recibiera los aplausos.

Atahualpa y Leguisamo regresaron prácticamente en andas al Padock interno, los aplausos, gritos y vivas ensordecieron el bellísimo hipódromo de Mapasingue en la mejor tarde de carreras vivida en Ecuador.

El Vespertino “La Razón” titularía al día siguiente…GANO JARDENIA, PERO EL SHOW LO DIO LEGUISAMO.

Si amigos, LEGUISAMO ESTUVO EN GUAYAQUIL y nadie, absolutamente nadie, podrá olvidar………AQUELLA TARDE DE JULIO.

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