Opinión

Aprender a convivir con el coronavirus

 

Autor: Aaron Salomón –  Perù.

“No es sostenible una cuarentena total”, ha dicho el presidente chileno Sebastián Piñera para justificar el levantamiento de esta restricción en algunas comunas. Piñera advierte que, de no hacer ello, la pandemia podría pasar de ser un problema médico a uno socioeconómico. En España, en tanto, han regresado a sus labores los empleados de empresas o fábricas de sectores no esenciales que no pueden trabajar desde casa.

Pero, en el Perú, el presidente Martín Vizcarra, por lo visto en sus recientes conferencias, no está seguro siquiera de que la cuarentena total y obligatoria vaya a culminar el domingo 26 de abril. Es más, el mandatario peruano ha impuesto una serie de multas -hasta de 430 soles- para quienes incumplan con las restricciones del estado de emergencia nacional. Y es que, para Vizcarra, son los ciudadanos “indisciplinados” los que tienen la culpa de que la curva de contagiados de Covid-19 no se achate, porque salen a las calles indiscriminadamente. Ignora, pues, que preside (?) un país con más de 70 % de informalidad: la mayoría (no esos que salen a hacer running en San Isidro) se enfrenta de forma torera al virus para hacerse de unas monedas para sobrevivir. De ahí es que surge el desgraciado dilema -que vengo exponiendo en varias columnas- de elegir entre no salir y morir de hambre o salir y tal vez contagiarse y morir por coronavirus. Para muestra un botón: un chófer de un camión de alimentos, al ser confrontado por una reportera quien lo riñe por usar una bufanda como máscara, cuenta que si compra una mascarilla a S/ 10 no podrá comer ese día. Señor mandatario, ¿usted cree que los peruanos quieren enfermarse? ¿Tan tontos nos cree? De ningún modo. (Aunque siempre habrá excepciones como los “genios” del Palacio Legislativo que, para no quedar fuera de la foto, realizaron un pleno presencial en medio de la pandemia y ahora sufren las consecuencias).

Todo indica que el arresto domiciliario se extenderá hasta Dios sabe cuándo. De lo contrario, el Gobierno estaría equipando a los peruanos con mascarillas, guantes y kits de higiene, además de promover una fuerte campaña de comunicación difundida por TODOS los medios que exhorte a mantener la distancia de un metro entre las personas. En algún momento, no obstante, tendremos que salir y el monstruo estará afuera. No se habrá ido. La cuarentena no mata al coronavirus, solo la vacuna o un tratamiento médico que no estará, estiman especialistas, hasta dentro de un año. ¿Qué queda? Pues aprender a convivir con el coronavirus. Jaime Bayly repite todas las noches que cada uno sabe cómo cuidarse y que no podemos dejar en manos de burócratas nuestra salud. Tiene razón. Vivir con el virus significa tomar medidas de prevención, mantener en cuarentena a la población vulnerable y aislar a los enfermos en hospitales. Todo ello mientras el Estado realiza la mayor cantidad de pruebas (y el número es esperanzador porque ya hasta hemos superado en exámenes a Chile). Piñera también tiene razón: ¡no es sostenible una cuarentena total! No nos quejemos, después, si empiezan las revueltas sociales. Aún estamos a tiempo.