Opinión

ANTONIO AGUIRRE MEDINA

Silvio Devoto Passano

sidepaderby@hotmail.com

Algo más que un “murmullo”

Mi niñez y juventud transcurrió en el sector del Correo, Aguirre y Pedro Carbo, a tan solo una cuadra del domicilio de don Juan X. Aguirre Oramas, el gran patriarca que transcendió   a todo el país por su importante aporte en la banca privada y oficial en momentos realmente álgidos para la patria.

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(1958) Padock del hipódromo Santa Cecilia recibiendo a su engreído Peter Flower

Don Juan fue junto a don Enrique Guzmán Aspiazu el principal impulsador del turf en nuestra ciudad y provincia, debiendo destacarse que heredó a sus treces hijos su gran pasión por el mismo.

Carlos, Juan, Martin, Antonio, José, Xavier, Ernesto, Eduardo, Miguel y sus hermanas María, Mercedes, Jovita y Teresa fueron asistentes puntuales a carreras desde niños y todos ellos activaron durante décadas como dueños de caballos con sus respectivas cuadras transmitiendo también a sus hijos tan hermosa afición.

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Padock del hipódromo Santa Cecilia (1972) recibiendo a Predator acompañando a su padre y hermana María Delia, junto con Don Ángel Tousset. 

En números anteriores delaté, en justo término, el ejemplar trabajo y aporte de Carlos, Juan y Antonio Aguirre Avilés, verdaderos bastiones de nuestra hípica, y posteriormente recordé a Jorge Aguirre Medina (+), a Roberto Guevara, siempre fiel con el stud “Todo lo sabe” y el “Haras” “Rancho Braza” y al recientemente fallecido Diego Aguirre Mc.Dermott, el de la alegría contagiosa con el “Bucanero”, la vieja caballeriza de su padre que también hizo historia en Venezuela, Panamá, Chile y Perú, y “La Cuadrilla” que igualmente acuñó muy buenos ejemplares durante muchas temporadas.

Hoy me quiero referir a ANTONIO AGUIRRE MEDINA, el querido “Antuquito”, primer vástago del inolvidable ANTUCO, que a sus sesenta y nueve años de edad mantiene vigente su gran amor a la hípica acudiendo domingo a domingo al MSD como lo hiciera desde muy niño al “Santa Cecilia”, “Costa Azul” “La Carolina” y “Carlos Aguirre A.” como fiel compañero de su señor padre.

Hace poco nos reunimos en el piso superior del hipódromo con Fernando Fiore y Danilo González y fueron decenas las anécdotas recordadas de nuestro largo peregrinar por los caminos del deporte que nos apasiona.  Su tío Carlos lo bautizó por partida doble “murmullo” y “perrone”, el primero por su manera de hablar rápido y en voz baja que en ocasiones hace complicado entenderlo, y el segundo por su buen manejo de situaciones difíciles encontrando en el momento justo la solución a problemas suyos y de sus amigos.

Antuco entró al mundo del turf siendo un chiquillo  de cinco años acompañando a su padre a la ciudad capital para ver carreras en “La Carolina” y visitar el Haras “Las Cuadras”, propiedad del distinguido turfman quiteño Augusto Saa Cousín, que posteriormente aportaría anualmente con una potrillada que hizo siempre buena letra en nuestro hipódromos.

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(1974) Recibiendo con su primo hermano Diego Aguirre a un ejemplar ganador en el hipódromo Costa Azul de Salinas. 

El desaparecido hipódromo “San Felipe”, el “Santa Victoria” de Chiclayo y el señorial “Monterrico” lo tuvieron en su momento como emocionado visitante en más de una oportunidad en el sitio de Socios donde hizo amigos a montones y en los principales Studes y Centros de Crianza quedó marcada a fuego lento una amistad con sus principales. Los Haras “Chillon” “La Cabaña”, “La Esmeralda”, “Jesús del Valle”, “La Paloma”, “Lurigancho”, “Postin”,”Pasamayo” y varios otros son el más claro ejemplo del aprecio a su padre que hizo posible  la venida a Ecuador de muy buenos caballos que animaban las principales carreras clásicas entre otros Harvey, Currito, Pereque, Pisqueño, Ali Jean, La Guapa, Capo Di Monte, Abalharo, Osprey, Gaditano, Emisario, Parcial, Prócer, Mis Embasy, Granizo y el mejor de todos los tiempos, el sobresaliente Peter Flower, Antuquito las ofició de Veedor junto a Tony Samán, Santiago y Mickey Salem, Efrén Vélez y Omar Maluk, luego Comisario de Carreras, Handicapper, Juez de tiempo y de llegadas, tuvo muchos caballos solo o en sociedad con sus primos, con Fernando Fiore y conmigo, y jamás dió oportunidad a la menor queja por su comportamiento , siempre un señor en toda la extensión de la palabra.  Fue mi ayudante en Diario “La Razón”, un asesor sin sueldo y hasta cooperó  en más de una ocasión  para llenar el tanque  de gasolina de mi auto.

Actualmente es Gerente General de “La Nación”, legendario diario, hoy virtual, que aporta semanalmente con acertados comentarios a la buena marcha de nuestro turf.

Para “Perrone”, ahora lo menciono con su segundo pero más conocido apelativo, era igual un almuerzo o cena con los “pelucones” del Club de La Unión o en el Tennis Club que “comidas baratas” en sitios populares con sus amigos del turf.

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(1974) Junto con su primo hermano Vicente Guevara Aguirre, recibiendo a Dimi Di Si de la cuadra de su padre «Trememunda».

Junto compartimos más de un buen ceviche o un caldo de menudencia junto a Danilo González y Yiyo Farah en el “Pasapoga” de Elías Chalela, un chocolate con un  sanduche de mortadela en el café “Suizo” de Luque y Santa Elena con Sergio Escalante, el “pato” Correa y Pancho Vilches, las reuniones vespertinas en el salón “Derby” de Eladio Leis, una buena parrillada donde Alcides Guerrero y en las añoradas carretillas de malecón degustamos algunos secos de chivo o gallina y en ocasiones, cuando andábamos “a la baja” un sencillo arroz con jugo de dos latas.

Es igual que el “viejo” Antuco, sencillo y bondadoso, respetable y respetuoso, hípico hasta las coronillas y amigo, amigo de esos que quedan pocos, hasta las últimas consecuencias.

Lo dice alguien que pudo comprobarlo en momentos difíciles y que le esta eternamente agradecido, alguien que lo quiere igual que un hermano menor.

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