Andrea Sánchez: Creatividad en ascenso
El diseño en nuestro país ha avanzado a pasos agigantados, y en medio de esta revolución creativa, encontramos a Anunu, una marca que refleja inocencia, alegría y paz.
GUAYAQUIL. Andrea Sánchez es una joven de 22 años, dinámica e independiente que a su corta edad ha logrado hacerse camino en el difícil mundo del emprendimiento. Acaba de egresar de la UEES en la carrera de Diseño Gráfico y Comunicación Visual con mención en Marketing, además tuvo la oportunidad de realizar un intercambio en la State University of New York en New Palls.
Los colores, iluminación, diseños y el particular olor a manzana y canela de su taller, ubicado en su domicilio en Entre Lagos, convierten su lugar de trabajo en toda una experiencia, un lugar que es testigo de la creatividad que derrocha Andrea, gracias a su amor por el diseño y a las influencias que ha recibido al haber entrado en contacto con otra culturas, pues como ella comenta.
“No es lo mismo leer sobre un lugar o una cultura, que aprender de ellas y vivirlas tú mismo, eso ayuda a abrir los ojos a nuevas perspectivas”. Su personalidad, carisma y entrega a sus proyectos han hecho que Anunu crezca cada día más.
Pero la historia de Andrea en el mundo de la creatividad tuvo sus inicios. Desde pequeña se vio ligada al arte y al diseño, pues su padre es arquitecto y su madre educadora de párvulos con una gran creatividad y amor por los niños, ellos han sido su principal inspiración y modelo a seguir. A los 3 años, ya ganaba premios de pintura, y en su colegio cursó la especialización de informática y comunicación, donde aprendió lo básico del diseño digital.
Al inicio no veía el diseño como una carrera, se inclinaba más por la arquitectura pero luego decidió seguir sus instintos y optó por aquello que más la llenaba: el diseño.
En la actualidad es profesora de marketing en el colegio Montetabor. Para Andrea el Marketing toma un papel importante en el desarrollo de cualquier proyecto: “El marketing puede ayudarte a ti mismo en casi cualquier cosa, no necesitas ser una multinacional para poder aplicar las estrategias de marketing y potencializar tus recursos”, indica.
Andrea recuerda con cariño una de sus muchas anécdotas de cuando vivía en el extranjero, cuando sus amigos al ver uno de sus dibujos, le dijeron que merecía ser plasmado en una camiseta, y le pidieron su autorización para comercializar con su diseño. Ella veía como las personas se lanzaban y emprendían con sus ideas, y decidió que lo más importante es ver lo que tienes, valorar tus actitudes y sacarle jugo a lo que más amas hacer. Aprendió diversas y novedosas técnicas de diseño en el extranjero, y decidió explotarlas.
El amor que siente hacia los bebés y los niños, la inspiró, y poco a poco se dio cuenta de que en el país no existen muchas cosas para las mamás ni tampoco algo que sea especial y personalizado para los más pequeños del hogar, pues es todo importado o no se termina de adaptar a lo nuestro.
Así nació Anunu. De un momento a otro, Andrea diseñaba y producía tarjetas para bebés, cuponeras y sus clásicas love pills. Empezó por hacer detalles y venderlos a sus familiares y amigos más cercanos bajo pedido y no era un negocio establecido, pero el destino hizo que la decisión de emprender con su marca coincidiera en el momento justo que ella acababa de salir de otro trabajo, en Kimberly Clark, para dedicarse a la universidad, lo que le permitió meterse a fondo en su nuevo proyecto.
Con una sonrisa asomando por la comisura de sus labios, Andrea recuerda que desde el primer momento recibió un apoyo incondicional, a pesar de sus miedos: “En un momento me decidí a abrir una cuenta en Instagram de la marca, me sentía muy insegura pero desde el inicio la acogida fue muy buena”. En la actualidad Anunu solo se promociona mediante Instagram, y hasta ahora se han cumplido y superado las expectativas con respecto a la marca.
Anunu actualmente ha ampliado su gama de productos: detalles para bebés, bautizos, bodas… y cuenta con clientes en Manta, Machala, Quito e inclusive la Amazonía, y recibe pedidos de países como República Dominicana. ¿Cómo algo tan pequeño y personal creció y tuvo acogida en todas partes? La clave es darle la vuelta y sacarle provecho a lo que te gusta.
Andrea considera que un emprendedor es una persona arriesgada. Para ella no hay que “esperar el momento perfecto”, o “cuando ya no tenga nada que hacer, cuando se me dé la ocasión, o cuando tenga más tiempo”, porque la verdad es muy difícil que se den las condiciones óptimas para iniciar, y si no empezamos hoy, mañana es más difícil.
Según Andrea, todo emprendedor tiene la característica de escucha los consejos y está abierto a sugerencias, pues aunque la decisión final siempre es tuya, los demás pueden ayudarte a ver todo desde una perspectiva diferente. Además siempre trata de tener muchos amigos, porque no sabes en que momento un amigo te puede abrir una puerta.
Tiene una visión global, pues conocer un poco sobre todo lo que involucra tu idea siempre será un plus. Promociónate, pues si el marketing le ha enseñado algo, es que debes aprender a darte publicidad a ti mismo, si no te valoras no puedes esperar que los demás lo hagan.
Sobre su proyección a largo plazo, Andrea con mucho entusiasmo comentó su deseo de expandirse al diseño de interiores para niños, ya que cuenta con la ayuda de su padre, y para navidad la veremos en el Mercadito de Guayaquil. (AT/La Nación)