¡AEROPUERTO… EL TALÓN DE AQUILES!
Antonio Palacios Frugone/ Guayaquil
En tiempos post elecciones y ante comentarios del alcalde electo relacionado con el futuro de nuestro aeropuerto, me veo en la necesidad en pocas letras, tratar de expresar lo que significa en la vida del ser humano este “Bien Tangible” e imprescindible en la evolución y desarrollo de una ciudad ¡El aeropuerto!
Soy guayaquileño y mi ciudad está por encima de cualquier desavenencia política, no vote por el alcalde electo, sin embargo, quiero que mi ciudad salga del bache en que se encuentra y mirando al futuro, vuelva o supere lo que los dos alcaldes emblemáticos (León y Nebot) hicieron por ella.
El aeropuerto es un ¡bien! que nos pertenece a todos los que vivimos y amamos nuestra ciudad, está ligado a emociones de diferentes índoles, las que repercuten en el diario vivir de nuestra acción y en la transformación de nuestra urbe, en él se producen sentimientos de alegría, tristezas, originados en su mayoría por la exportación de talento humano que nos hemos obligado a realizarlo, ocasionados estos, por la arremetida de los politiqueros que nos han gobernado. Es decir ¡es nuestra casa! donde: sentimos, amamos y recibimos a tirios y troyanos, esto nos impulsa llegar al grado de excelencia en su ejercicio como tal, dentro de su campo y así beneficiar a los más de 3.7M de personas que ya pasaron en el 2022 por él, demostrando una importante recuperación post pandemia.
Error es decir que no es una prioridad. Solo su construcción generará la creación de cientos, miles de empleos directa o indirectamente, lo que repercutirá en la: educación, salud, en una palabra “Bienestar” familiar. Unida a esta obra, va la creación de otras complementarias que deben ejecutarse para su mejor funcionamiento. Su proyección internacional hará que se incremente el turismo, beneficiando a miles de personas que laboran en esta área, recibiendo a los diferentes turistas que ingresan al país. Es una cadena interminable de beneficios que se producen con la creación del nuevo aeropuerto, sin considerar el buen uso y la proyección que tendría el terreno donde funciona en su actualidad.
Nuestra ciudad, merece un nuevo aeropuerto, este proyecto no se plasma de la noche a la mañana, son algunos años que van a pasar hasta su culminación (obra física), posiblemente no lo pueda disfrutar, sin embargo, me queda la satisfacción de haber con mi granito contribuido para su ejecución.
Aquiles, la construcción del aeropuerto, no va a beneficiar a los que la promovieron ¡bien por lo que hicieron! mejor por los que la ejecutarán y engrandecerán la ciudad, viva y trabaje por “Guayaquil”, así podrá entrar en la historia de los constructores de ella y no en el de los destructores de esta. VIVA GUAYAQUIL.