Actores públicos y privados dieron criterios a proyecto de Ley de Bienestar Animal
El Proyecto de Ley Orgánica de Bienestar Animal (LOBA) pide garantizar el bienestar de todos los animales y evitar el maltrato
GUAYAQUIL. La Comisión de Biodiversidad escuchó los aportes de los representantes del Colectivo Social LOBA, de Refugio Segunda Oportunidad, del Comité Bioético de la Universidad Central, de la Juventud Comunista del Ecuador, de AGROCALIDAD, del Ministerio de Ambiente, de la Asociación de Municipalidades del Ecuador; y, la asambleísta Soledad Buendía, proponente del proyecto de Ley Orgánica de Bienestar Animal.
Alrededor de 50 personas se dieron cita a la sesión de trabajo de este organismo legislativo. Inti Alvarado, del colectivo social LOBA dijo que este ejercicio democrático de convocar a los diversos sectores para que den sus aportes a los proyectos de ley constituye una nueva forma de construir las leyes. Indicó que en la actualidad existe un vacío legal entre el ser humano y el ser animal y si se aprueba esta iniciativa constituiría una de las leyes más progresistas.
Expresó que el proyecto de Ley Orgánica de Bienestar Animal no solo busca el bienestar animal sino el humano, porque desarrolla derechos fundamentales a la salud, a la alimentación y a la integridad personal que necesariamente incluye una vida libre de violencia, por tanto, la LOBA tiene que ser autónoma, porque la integralidad de los derechos de la naturaleza tienen un componente muy específico que es el animal que tiene que ser desarrollado.
Además existe una incompatibilidad técnica entre la propuesta del Código Orgánico Ambiental que lo que hace es tener una visión de los animales como únicamente recursos a disposición del ser humano, cuando la LOBA les asigna un valor propio.
En cambio Pedro Bermeo, del colectivo LOBA, manifestó que existen más de 600.000 perros que están en Quito, lo cual denota una sobrepoblación de animales que podría afectar a todos, porque al estar en las calles muerden la basura y serían transmisores de enfermedades; por ello es una oportunidad para avanzar en materia de legislación para alcanzar el equilibrio del buen vivir.
Mientras que la doctora Bernarda Jara, directora de Refugio Segunda Oportunidad, pidió revisar el artículo 22 del proyecto de ley donde se establece que para hacer un refugio se exige pertenecer a instituciones protectoras registradas. Lo importante sería darles el permiso de funcionamiento, dijo, al resaltar que los gobiernos autónomos descentralizados deben asumir su responsabilidad de proteger a perros y gatos.
En cuanto al artículo 33, numeral 16, señaló que no está de acuerdo que se establezcan sanciones a los médicos veterinarios acusándolos de negligentes frente a un daño físico permanente o la muerte de un animal.
El veterinario Jaime Grijalva señaló que la normativa busca beneficiar al ser humano a través de la protección del bienestar animal. Al realizar un estudio de la problemática de perros en Quito en el 2013 el 86% de encuestados señalaron que es necesaria una política pública de fauna urbana. De los 600 mil perros el 22% sale a la calle, lo cual genera que sean transmisores de enfermedades.
A su criterio es necesaria una política pública de esterilización masiva y un programa de educación para que los dueños de perros no dejen salir a los animales a las calles y que éstos deben tener una identificación, a fin de poder sancionar al dueño cuando el animal esté en la calle.
Juan Torres, representante de la Juventud Comunista del Ecuador, manifestó que el proyecto LOBA debe ser parte del proyecto de Ley Orgánica de Ambiente y que se cuide que no exista una superposición de funciones entre los gobiernos autónomos descentralizados y el gobierno central.
Por su parte Alegría Corral, del Ministerio de Ambiente, sostuvo que no necesariamente los dos proyectos de ley, el uno tiene que ver con el ambiente y el otro sobre bienestar animal, tienen que ser tratados en un mismo texto, ya que existe una incompatibilidad técnica.
El Código Orgánico del Ambiente precautela los derechos de la naturaleza para garantizar el derecho a vivir en un ambiente sano y ecológicamente equilibrado, en cambio, el proyecto LOBA regula las conductas específicas del ser humano frente a los animales que gozan de las libertades básicas.
No negamos ni desconocemos los derechos de los animales como parte de los derechos de la naturaleza, pero es muy importante entender que no es lo mismo la fauna urbana que la fauna silvestre, por tanto, el Código del Ambiente regula la fauna silvestre, explicó.
Javier Vargas, de Agrocalidad, subrayó que sanidad y salud animal están unidas con salud pública. Agrocalidad hace algunas actividades para efectivizar el control de estos aspectos. Trabaja en el bienestar animal a nivel de la producción, así como también en el control de las enfermedades, porque los animales pueden ser transmisores de enfermedades que afectan al ser humano, por ello tienen un proceso de vigilancia acorde a las características de las distintas especies, concluyó. (ASAMBLEA NACIONAL)