A las puertas del Abierto de EE.UU., Federer se reinventa
El ganador de 17 títulos del Grand Slam tiene ahora en Nueva York la oportunidad estirar su dulce estado de juego en una pista que favorece a sus intereses, y desquiciar aún más a sus rivales.
EE.UU. A las puertas del Abierto de EE.UU, (31 de agosto al 13 de septiembre), el suizo Roger Federer, de 34 años, ha hecho lo que parecía imposible, reinventar su juego y dominar con autoridad al serbio Novak Djokovic para ganar el torneo de Cincinnati por séptima vez.
Federer se ha hecho con el título 87 de su carrera y se presentará al sorteo del último Grand Slam de la temporada, que tendrá lugar este jueves, con la vitola de gran favorito para conquistar un título que ha levantado ya en cinco ocasiones, de 2004 a 2008 de forma consecutiva, aunque falta de la final desde 2009, cuando el argentino Juan Martín del Potro triunfó en Nueva York.
En la semana de Ohio, Federer no ha cedido ni un solo set y ha puesto en práctica sobre la pista los consejos de su entrenador Stefan Edberg, quien siempre ha señalado que si su pupilo es capaz de mantener su esquema agresivo podrá prolongar su vida deportiva.
Durante este torneo, Federer ha puesto en práctica uno de los recursos que más pueden desquiciar a un rival cuando se ve agobiado con su segundo servicio: Resto rápido muy cerca de la línea de saque y subida a la red a continuación, para pillar desprevenido al contrincante, que o falla ante la intrépida estrategia, o entrega el punto fácil para que Federer le machaque luego.
Lo sufrió el surafricano Kevin Anderson (6-1 y 6-1) y Djokovic en la final, con un punto con 3-1 abajo en el desempate del primer set, que casi le hizo perder los nervios. El serbio, que no podrá completar lo que la ATP ha denominado «Golden Masters» (ganar todos los torneos Masters 1000), rehuyó contestar qué le parecía esta nueva forma de restar por parte de Federer, y salvó la pregunta cómo pudo.
«Él ha adoptado la táctica justa para este encuentro», comentó «Ha sido muy agresivo siempre y ha sido mejor que yo. No tengo ningún problema en admitir esto. Estoy desilusionado ahora mismo, podría haberlo hecho mejor pero no se puede ganar todos los encuentros», añadió el número uno del mundo.
«Vi que esta semana ha estado haciendo innovaciones en su juego restando muy cerca los segundos servicios», continuó Djokovic. «Es por eso que me lo esperaba, e intenté sacar lo mejor posible. Sobre lo que me parece, no tengo ningún comentario al respecto», zanjó el serbio.
No obstante, parece que la nueva táctica de Federer no sienta demasiado bien al resto de los tenistas, que ven en esta actitud una «sobrada» o falta de respeto, similar a cuando a un futbolista le hacen un «túnel» o un «sombrero» a un rival durante un partido.
«No voy a jugar de la manera que ellos quieren que juegue. Es un poco una locura es verdad, pero me está funcionando. No es que lo haga en todos los segundos saques, sino en algunos puntos. Es bueno crear un poco de confusión en la cabeza del adversario», explicó el suizo
Locura o no, Federer ha vuelto a revolucionar el circuito, donde esta temporada lleva ya ganados cinco títulos. Tres sobre pista dura: Brisbante, Dubai y Cincinnati, uno sobre hierba: Halle y otro sobre tierra: Estambul.
Su espina está en el Grand Slam, donde no gana uno de estos títulos desde Wimbledon en 2012. Esta temporada hizo tercera ronda en el Abierto de Australia (cayó ante el italiano Andreas Seppi), final en Wimbledon (Djokovic) y cuartos en Roland Garros (Stan Wawrinka).
El ganador de 17 títulos del Grand Slam tiene ahora en Nueva York la oportunidad estirar su dulce estado de juego en una pista que favorece a sus intereses, y desquiciar aún más a sus rivales. (Efe/ La Nación)