46 & 47
Santiago Pérez S./Guayaquil
Hasta la fecha, nuestro país ha tenido 45 “Presidentes”. ¿Por qué las comillas?, porque simplemente dentro de ese número entra de todo; electos por votación popular, elegidos por el Congreso, elegidos en la camioneta, elegidos por los forajidos, dictadores, triunviratos, extranjeros, etc.
Como vemos, hemos sido muy variados al momento de llamar presidente de la República, a tantos inmerecidos y, muy pocos, merecidos. Mi opinión.
De eso, precisamente, tratará este escrito.
El sui generis título de 46 y 47, es por el hecho de que, estos dos números matemáticamente secuenciales, son de vida, o muerte, para Ecuador. Entonces, ¿Qué esperar del 46? Y también, ¿Qué continuar con el 47? Esas son las preguntas del pensamiento republicanamente responsable.
El 46, tendrá una característica única, en comparación con algunos de sus antecesores; pues gobernará tan solo 18 meses. La historia nos enseña, que ha habido quienes han gobernado aún por menos tiempo; 3 días, inclusive. Pero bien, ¿qué debemos suponer del 46?
Con asombro veo, que ambos pretendientes al 46, se deshacen en ofertas variadas y diversas; ofertas que van desde afirmar empleo seguro a más de dos millones de desempleados, a cancelar la atroz deuda con el IESS, a eliminar la corrupción, hasta cosas de mucho menos rimbombancia, como es, construir la vía Quito- Sto. Domingo- Guayaquil, el quinto puente y otras delicias para los oídos ingenuos ecuatorianos, que ya se ven cruzando ese imponente puente, los domingos por la mañana, en familia.
Parecería ser, que no se percatan de que, 18 meses de mandato, no les alcanzará ni para llenar el tanque de gasolina, que consumirán en su paseo. 18 meses; ni un día más, ni un día menos. También parece que, despreocupadamente, dejan de lado el hecho de que, el 46, es nada más la cimentación, ordenamiento jurídico e institucional, pacificación y reunificación de la república, que permita, si acaso, el 47.
Nuestro electo 46, deberá ponerse a trabajar desde el primer día; deberá ingeniarse para moverse entre sapos y culebras, que resulta ser la Asamblea recién electa, a más del equilibrio que tendrá que aplicar, para balancear toda la palestra de intereses, acomodos, negociados, tapahuecos, narco dólares y derechos humanos, veedurías y, toda una serie de sátrapas, que estarán al acecho del 46, para configurar, a sus anhelos, al 47.
No habrá tiempo, ni plata, ni energía, para puentes, carreteras, hospitales, y demás promesas absurdas e imposibles de cumplir, de profunda raíz demagógica.
El 46 será el verdadero adalid de nuestra historia. Será, si cumple con Dios y con la Patria, quien rompa el actual Nudo Gordiano de poderes, que tiene inmovilizada a la nación. Será quién, con astucia, voluntad y mucho carácter, ponga en su sitio cada cosa; comenzando con la viabilidad de poder ejercer un gobierno, sin verse obstaculizado a cada paso, por intereses que más tienen que ver con la defensa de la impunidad de Rafael Correa y sus acólitos, que con el buen destino del Ecuador.
Y es que, las intenciones no se ocultan. No hay que ser pitonisa, ni pitoniso, para adivinar lo que la otra cara de la moneda pretende hacer con el 46 y, continuar con el 47; que será el número final de presidentes, que habrá alguna vez tenido Ecuador. De ser esa la elección, el 47 será el número eterno del mandante en el Ecuador, pues seremos otra Cuba, otra Nicaragua, otra Venezuela; sin Maduro, pero con Correa y sus narcos socios.
De ahí la importancia de quien sea nuestro 46. Quien represente con sabiduría, honor, valentía, dignidad y honradez, a todos los ecuatorianos; para poder tener un 47, un 48 y así, en adelante.
No hay tiempo para cháchara y palabrería inconsistente y demagógica; sólo hay tiempo para trabajar en la reestructuración sensata del estado, en la conformación de leyes y reglamentos que hagan viable la vida democrática en nuestro país, sin temor al abuso de los oscuros intereses del narcotráfico, el contrabando, la trata de blancas, el abuso infantil, el mercado de órganos y demás negocios ampliamente reconocidos al régimen correista, de llegar al poder.
Te esperamos, 46; para que hagas factible la sucesión numérica natural, del mandato constitucional del Ecuador.